El Gran Debate de la Escuela Secundaria
En una pequeña localidad llamada Villa Alegre, los estudiantes de la Escuela Secundaria 12 decidieron que era hora de hacer algo inusual: organizar elecciones para elegir un "Consejo Estudiantil". Esto no solo les daría voz a sus inquietudes, sino que también les enseñaría sobre democracia y cómo funcionan las elecciones.
La idea surgió un viernes por la mañana en el aula de historia.
"¿Y si creamos un Consejo Estudiantil?" - propuso Clara, una chica entusiasta que siempre estaba en busca de nuevas aventuras.
"¡Eso sería increíble!" - agregó Nicolás, desde el fondo de la clase. "Así podríamos hacer actividades y mejorar nuestro colegio."
Fue así como los estudiantes se agruparon en distintos partidos: el Partido del Cambio, liderado por Clara, que quería mucha actividad y diversión; el Partido Verde, que se enfocaba en cuidar el medio ambiente, encabezado por Martín; y el Partido de la Inclusión, que defendía los derechos de todos, representado por Sofía. Todas las ideas eran increíbles y la emoción crecía con cada día que pasaba.
Los estudiantes se dedicaron a crear carteles, hacer campanas y preparar sus discursos. Pero entonces, algo inesperado ocurrió.
"Las elecciones no deberían ser solo un juego. ¡Hay que tomarlas en serio!" - exclamó Sofía, después de un ensayo. "¡Debemos mostrar a los demás lo que es la democracia!"
Clara y Nicolás se miraron, y asintieron. Decidieron que sería una buena idea organizar un debate entre todos los partidos, donde cada líder pudiera hablar de sus propuestas.
El Gran Debate se llevó a cabo en el patio de la escuela al final de la semana. Cientos de compañeros se acomodaron en el césped, llenos de expectativa.
El primer turno fue para Clara.
"Queridos amigos, si me eligen, prometo que cada mes realizaremos un día de actividades recreativas, desde deportes hasta arte. La diversión también es parte del aprendizaje!" - dijo, mientras sus compañeros aplaudían.
Luego fue el turno de Martín.
"Yo creo que debemos cuidar nuestro planeta. Prometo implementar el reciclaje en todas las aulas y organizar jornadas de limpieza. Juntos, podemos hacer una diferencia. ¡La tierra nos necesita!" - dijo, recibiendo también aplausos.
Por último, Sofía se presentó con confianza.
"Es muy importante que todos se sientan incluidos y representados. Si soy elegida, trabajaré para que cada voz sea escuchada, y que organizaremos charlas sobre respeto y diversidad. ¡Juntos podemos construir un mejor lugar!" - exclamó.
Después del debate, los estudiantes se sintieron emocionados. Pero, en el último minuto antes de la votación, surgió una preocupación.
"Pero, ¿y si los resultados no son justos?" - se preguntó Nicolás.
Fue entonces cuando Clara, decidida a mantener la esencia democrática, sugirió: "Podemos pedirle a la maestra Laura que supervise la votación. Así, todos estaremos seguros de que nadie va a hacer trampa."
Y así lo hicieron. Las votaciones se llevaron a cabo en un ambiente de alegría y compañerismo. Todos estaban ansiosos por ver quién ganaría. Unas horas más tarde, el gran momento llegó: el anuncio de los resultados.
"Los votos han sido countados y los resultados son…" - anunció la maestra Laura en voz alta. "¡Cada partido ha ganado en alguna área! Eso significa que, a partir de ahora, formaremos un Consejo Estudiantil donde todos los partidos estarán representados!"
Los estudiantes estallaron en aplausos.
"¡Genial! Así todos podremos trabajar juntos para mejorar nuestra escuela!" - gritó Martín.
"La democracia ganó hoy, amigos!" - dijo Sofía con una gran sonrisa.
Desde ese día, el Consejo Estudiantil trabajó unido en proyectos, cada voz siendo escuchada y respetada. Los estudiantes aprendieron la importancia de la colaboración y la democracia, y Villa Alegre se convirtió en un lugar aún más alegre y unido.
Y así, entre risas y actividades, el espíritu democrático creció con cada día que pasaba, enseñando a los jóvenes el verdadero valor de escuchar y trabajar juntos por el bien de todos.
FIN.