El Gran Desafío de Julián
Había una vez un niño llamado Julián que vivía en un pequeño barrio de Buenos Aires. Tenía tres años y todos sus amigos ya estaban usando calzoncillos, pero Julián aún llevaba su pañal. Cada vez que su mamá, la señora Ana, le decía:
"Julián, ¿cuándo vas a usar calzoncitos como tus amiguitos?"
Él respondía tímidamente:
"No sé, mamá. Me gusta mi pañal."
Un día, su mejor amigo, Lucas, lo invitó a una fiesta de cumpleaños. Julián estaba muy emocionado, pero su alegría se desvaneció cuando escuchó a Lucas decir:
"¡Vas a ver, todos usan calzoncitos!"
Julián se sintió un poco nervioso, pero decidió que tenía que encontrar la manera de enfrentar su desafío. Esa noche, mientras miraba su cuento favorito, se le ocurrió una idea. Se acercó a su mamá y le dijo:
"Mamá, quiero dejar el pañal. Pero necesito tu ayuda."
La señora Ana sonrió ampliamente y le respondió:
"¡Claro que sí! ¿Qué te parece si hacemos un plan?"
Así, juntos se sentaron a armar un gran mural con dibujos de superhéroes y estrellas. Cada vez que Julián lograra ir al baño sin pañal, podría pegar una estrella dorada en su mural. Julián pensó que era una idea genial.
Al día siguiente, lleno de entusiasmo, decidió intentarlo. Cuando se despertó, le dijo a su mamá:
"Hoy voy a usar calzoncitos, mamá."
La señora Ana le preparó un desayuno delicioso y le dio un gran abrazo. Julián se puso sus nuevos calzoncitos con dibujos de dinosaurios y se sintió un verdadero héroe. Sin embargo, cuando fue al parque con Lucas, sintió un pequeño miedo.
"¿Y si me hago pis?" - pensó Julián, mirando a los demás niños.
De repente, vio a Lucas jugar con una pelota y decidió correr detrás de él. Pero justo cuando estaba a punto de divertirse, sintió una sensación extraña. Julián se detuvo y, con voz entrecortada, le dijo a Lucas:
"¡Lucas, necesito ir al baño!"
"Apurate, Julián, que perdemos la partida!" - respondió Lucas, un poco apurado.
Julián comenzó a correr hacia el baño, pero en ese momento, lo que él temía sucedió. Se hizo pis en los calzoncitos. Se sintió triste y avergonzado, pero decidió no rendirse. Cuando regresó, Lucas le dijo:
"No pasa nada, Julián. ¡Solo tienes que intentarlo de nuevo!"
Eso le dio ánimo. Al volver a casa, se acercó a su mamá, que lo abrazó y le dijo:
"Se necesita práctica. Puedes intentarlo otra vez mañana, seguro lo lograrás."
Esa noche, Julián pensó en sus superhéroes y cómo siempre se levantaban luego de una caída. Decidió que iba a intentarlo de nuevo al día siguiente. Cuando llegó el nuevo día, se sintió más valiente y decidido. Después de un gran desayuno, puso su calzón de dinosaurios y salió al parque.
A medida que jugaba, se dio cuenta de que no tenía miedo. Se olvidó del pañal y, cuando sintió que necesitaba ir al baño, corrió rápidamente. ¡Y esta vez, lo logró! Estaba tan emocionado que gritó:
"¡Mamá, fui al baño!"
Su mamá lo aplaudió y le puso una estrella dorada en el mural. Luego, cuando llegó la hora de la fiesta de cumpleaños de Lucas, Julián iba orgulloso con su calzón de superhéroes.
En la fiesta, al conocerse a otros niños, les contó sobre su mural y cómo había logrado dejar el pañal. Todos lo aplaudieron y lo felicitaron. Julián se sintió como un verdadero héroe.
Desde entonces, continuó usando los calzoncitos y cada vez que iba al baño, su mamá le ponía una estrella en el mural. Un día, al completar el mural con cien estrellas, Julián decidió invitar a Lucas a casa para celebrar.
"¡Mira, Lucas! ¡No tengo más pañales!" - exclamó.
Lucas sonrió y le dio un gran abrazo.
"¡Sos el mejor, Julián!"
Y así, aprendió que con esfuerzo y apoyo de su mamá y su amigo, podía superar cualquier desafío. Desde ese día, Julián fue conocido como Julián, el niño de las estrellas, que dejó atrás su pañal y nunca miró atrás.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.