El Gran Misterio de las Vocales
En un colorido y alegre pueblo llamado Abecedaria, vivían cinco amigas muy especiales: A, E, I, O y U. Eran las vocales del abecedario, y cada una tenía su propio carácter y magia. Un día, mientras jugaban en el Parque de las Palabras, A se dio cuenta de algo extraño.
"¡Chicas! ¡¿Se dieron cuenta de que algunos nombres de los lugares han cambiado? !" -exclamó A, golpeando suavemente su pie en el suelo, como si llamara a sus amigas a prestar atención.
"No, ¿en serio?" -preguntó E, curiosa y con los ojos muy abiertos.
"Sí, como por ejemplo: la Plaza de los Cuentos ahora se llama Plaza de los Cuntes" -dijo A con un aire de misterio.
Las vocales miraron a su alrededor y notaron que muchas palabras importantes habían cambiado. Los nombres de las cosas ya no sonaban como solían ser. I, con su voz suave y melodiosa, propuso:
"Tal vez deberíamos hacer algo al respecto. ¡Podríamos investigar!"
"¡Sí! ¡Vamos a descubrir qué está pasando!" -gritó U con entusiasmo.
Así que las cinco amigas se pusieron en marcha, y comenzaron a investigar por todo el pueblo. Primero, visitaron la casa de la Vieja Gramática, conocida por ser muy sabia.
"Querida Vieja Gramática, hemos notado que algunas palabras han cambiado y estamos preocupadas. ¿Sabes qué está ocurriendo?" -dijo O con una voz amable.
"A veces, las letras se confunden y las palabras pueden perder su magia. Necesitan su ayuda, las vocales son esenciales para que todo funcione bien en el lenguaje" -respondió la Vieja Gramática con un tono serio.
Las vocales entendieron que eran muy importantes, y que ahora tenían una misión que cumplir. Regresaron al Parque de las Palabras y se pusieron a pensar en cómo podrían ayudar. E, siempre creativa, pensó en un plan.
"¡Vamos a organizar un GRAN DESFILE DE VOCALOS! Podríamos invitar a todas las consonantes y así, juntos, podemos recordarles cómo se forman las palabras!" -sugirió con su voz brillante.
"¡Sí! Un desfile sería divertido y educativo!" -dijo U, saltando de alegría.
Las amigas comenzaron a trabajar en su plan. Cada vocal eligió su disfraz: A decidió ir de árbol, E eligió ser una estrella, I optó por un iglú, O por una olla y U por una nube. Todos los habitantes del pueblo estaban emocionados por el desfile.
El día del desfile, el sol brillaba intensamente. Los habitantes de Abecedaria se reunieron en la plaza. Las vocales marcharon con confianza, mostrando orgullosas sus disfraces.
"¡Miren, aquí vienen las vocales!" -gritó un niño con admiración.
Se sumaron a ellos consonantes como la C, que vestía de cabra, la T que se disfrazó de trompeta, y la S que decidió ir de serpiente. Juntos formaron una gran marea de palabras coloridas que danzaban con la música de la alegría.
Las vocales comenzaron a explicar la importancia de cada letra en la formación de las palabras:
"¡Sin nosotras, las palabras no tienen su son!" -gritó A con su voz encantadora.
"¡Cada uno de nosotros es importante!" -añadió O, sonriente.
Y así, a medida que avanzaba el desfile, el pueblo comenzó a recordar cómo se unían las letras para formar palabras llenas de magia. Finalizaron con una gran canción sobre la unión de las letras, que resonó en cada rincón de Abecedaria.
Al final, la Vieja Gramática se acercó a las vocales, con una mirada satisfecha.
"Gracias, chicas. Han salvado a Abecedaria. Todos han recordado la importancia de cada letra. ¡Nunca subestimen su poder!"
"¡Sí! ¡Las palabras son nuestra magia!" -respondieron las vocales al unísono, abrazándose.
Desde ese día, no sólo los habitantes de Abecedaria, sino también las vocales aprendieron que cada letra, cada palabra tiene su lugar y su magia. Juntas, formaron un lazo hermoso que unía a todos en historias, aventuras y sueños.
Y colorín colorado, ¡este cuento se ha acabado!
FIN.