El Granito en la Cabeza



En lo más profundo de los Andes peruanos, en un pequeño pueblo llamado Huaraz, vivían antiguos pobladores que tenían una curiosa creencia.

Cuando los bebés nacían y lloraban sin cesar, sus madres, en su ignorancia, palpaban sus cabecitas y al sentir la mollera blanda del cerebro del bebé, pensaban que era un granito o algo que les había aparecido.

Había una joven madre llamada Killa, cuyo bebé, Túpac, lloraba día y noche. Preocupada por el

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!