El Huevo Especial



Érase una vez, en un hermoso estanque rodeado de juncos y flores, vivían una pata llamada Pati y un pato llamado Pato. Un día, Pati puso un nido de huevos en una hermosa orilla. Estaban tan emocionados por la llegada de sus patitos.

"¡Qué felices somos!", -dijo Pati, acurrucando los huevos bajo sus plumas.

"Sí, no puedo esperar a conocer a nuestros pequeños", -respondió Pato sonriendo.

Día a día, Pati calentaba y cuidaba de sus huevos. Pero había algo curioso, uno de los huevos era mucho más grande que los otros. Al principio, pensaron que era normal, pero con el paso de los días, la curiosidad fue creciendo.

"¿Por qué será que este huevo es tan grande?", -preguntó Pati."¿Habrá algo especial en él?"

"Quizás, cuando nazca, nos sorprenderá", -respondió Pato con una sonrisa.

Finalmente, un día soleado, los huevos comenzaron a romperse. Pati estaba ansiosa, a los pocos minutos de estar esperando, saltaron dos patitos amarillos y animals, pero luego… ¡crack! El gran huevo hizo un ruido más fuerte y, para sorpresa de todos, apareció un patito diferente.

"¡Hola! Soy Patu", -dijo un patito de plumaje brillante y colores sorprendentes. Sus plumas eran de tonos iridiscentes que relucían al sol.

"¡Wow! ¡Eres realmente especial!", -exclamó Pati asombrada.

"Sí, pero me siento un poco diferente. A veces me pregunto si encajaré en el grupo", -dijo Patu con un tono un poco triste.

Pato, al escuchar esto, se acercó a Patu y dijo:

"¡No te preocupes! Ser diferente es lo que te hace especial. Cada uno de nosotros tiene algo único que ofrecer."

Pati agregó:

"Exactamente, Patu. Tú eres tan especial como los demás. ¡Vamos a jugar!"

Los patitos comenzaron a jugar en el estanque, y aunque Patu al principio se sentía un poco inseguro, pronto se dio cuenta de que sus plumitas brillantes capturaban la atención de los demás patitos. Todos querían jugar con él.

"¡Miren qué bonito brilla Patu bajo el sol!", -dijo uno de los patitos.

Así que Patu dejó de lado sus inseguridades y se unió a sus hermanos en la diversión.

Pasaron los días, y un día, mientras navegaban por el estanque, encontraron un grupo de patitos que parecían tener problemas. No podían pasarse unas ramas que estaban flotando.

"¿Qué les pasa?", -preguntó Pati.

"No podemos pasar. Somos muy pequeños y no tenemos fuerza”, -dijo una patita triste.

Patu, mirando a sus hermanos, decidió ser valiente.

"¡Yo puedo ayudar!"

Y con sus plumitas brillantes, Patu nadó rápidamente hacia las ramas y con un empujón, logró moverlas para que los otros patitos pudieran pasar.

"¡Hurra! ¡Gracias, Patu! Eres un héroe!", -gritaron con alegría.

Desde ese día, Patu dejó de sentirse diferente y comenzó a sentirse orgulloso de sus colores únicos. Entendió que lo que lo hacía especial era lo que lo hacía destacar.

"¡Ser diferente es algo maravilloso!", -dijo Patu sonriendo a sus hermanos.

Y así, en el hermoso estanque, Pati, Pato y sus tres patitos aprendieron que ser únicos es lo que los hace valiosos en su propio mundo. Juntos, nadaron felices, sabiendo que en la diversidad siempre hay un lugar para todos.

Y colorín colorado, ¡este cuento se ha acabado!

FIN.

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