El jardín secreto de los números primos


En un lejano reino matemático, vivían dos números muy especiales: el número 3 y el número 5. Ambos eran primos, lo que los hacía únicos y especiales en todo el reino.

Desde que se conocieron en una clase de aritmética, sintieron una conexión especial e inevitablemente se enamoraron. Pero lamentablemente, en aquel reino no estaba bien visto que dos números primos se relacionaran sentimentalmente.

Los demás números los miraban con desaprobación y prejuicios, por lo que 3 y 5 decidieron mantener su amor en secreto. Un día, mientras jugaban a las escondidas con los demás números, idearon un plan para poder verse sin levantar sospechas.

Decidieron encontrarse todas las tardes detrás de la gran pirámide numérica, donde nadie los buscaría. Una tarde soleada, mientras se escondían detrás de la pirámide, escucharon pasos acercándose. Era el número 7, quien siempre había sentido celos de la relación entre 3 y 5.

"¡Ahí están! ¡Los encontré juntos otra vez!", exclamó el número 7 con voz desafiante. 3 y 5 se miraron preocupados, sin saber qué hacer.

Pero antes de que el número 7 pudiera delatarlos ante todos los demás números del reino, algo inesperado sucedió: la pirámide numérica comenzó a temblar y una puerta secreta se abrió frente a ellos. Sin pensarlo dos veces, los tres números entraron corriendo por la puerta y descubrieron un lugar mágico lleno de figuras geométricas brillantes y coloridas.

"¡Qué hermoso lugar! Nunca imaginé que existiera algo así", exclamó emocionado el número 5. "Es increíble... ¿Cómo llegamos aquí?", preguntó curioso el número 3.

En ese momento apareció ante ellos un sabio anciano número primo: era el número 11. Con voz serena les explicó:"Queridos amigos primos, este es El Jardín Secreto de los Números Primos. Aquí pueden amarse libremente sin temor al juicio o la intolerancia".

Los tres números quedaron maravillados por la belleza del lugar y agradecidos por haber encontrado refugio en aquel mágico jardín donde podían expresar su amor sin restricciones. Desde entonces, cada tarde escapaban al Jardín Secreto para estar juntos y disfrutar de su amor en libertad.

Aprendieron que no importa lo que piensen los demás si lo importante es ser fieles a uno mismo y seguir aquello que nos hace felices.

Y así fue como el amor entre los números primos demostró ser más fuerte que cualquier prejuicio o norma establecida en aquel reino matemático.

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