El miedo de My Melody



My Melody era una tierna conejita que vivía en un hermoso prado junto a sus amigos. Sin embargo, tenía un temor que la atormentaba: le tenía mucho miedo a su propia sombra.

Cada vez que el sol se ponía, la sombra de My Melody la asustaba, haciéndola sentir insegura y triste. Un día, mientras jugaba con sus amigos, su sombra la persiguió por el prado, lo que la llevó a esconderse y llorar.

Sus compañeros, al verla tan afligida, se acercaron para consolarla. -¿Qué te sucede, My Melody? -preguntó su amiga Cinnamoroll. -Tengo miedo de mi sombra, me persigue y no me deja en paz -respondió entre sollozos la conejita.

Sus amigos se miraron entre sí, preocupados por la tristeza de My Melody. Decidieron buscar una solución juntos. El valiente Pochacco propuso ir a ver a la sabia Sra. Elefanta, quien vivía al otro lado del prado y siempre tenía consejos para todo.

Al llegar a la casa de la Sra. Elefanta, le contaron el problema de My Melody. -No te preocupes, querida My Melody, el miedo a la sombra es más común de lo que imaginas -dijo la Sabia Elefanta con una sonrisa tranquilizadora.

-¿Puedes ayudarme a superarlo? -preguntó la conejita con esperanza. -Claro que sí, pero deberás ser valiente y seguir mis consejos -respondió la sabia elefanta. La Sra.

Elefanta les explicó que la sombra no era más que una proyección de uno mismo y que no debía temerle. Les enseñó un juego divertido en el que debían imitar y jugar con sus propias sombras. Pochacco, Cinnamoroll y My Melody se divirtieron tanto que se olvidaron por completo del miedo de la conejita.

A medida que jugaban, My Melody comenzó a sentirse más segura, comprendiendo que su sombra no era algo por lo que debía temer. Desde ese día, My Melody ya no le tuvo miedo a su sombra.

Con el apoyo de sus amigos y la sabiduría de la Sra. Elefanta, aprendió a enfrentar sus temores y a descubrir que la sombra no era más que una compañera inseparable.

A partir de entonces, My Melody y sus amigos siguieron disfrutando de cada día en el prado, con juegos, risas y sin temores. Y cada vez que veía su sombra, My Melody recordaba con alegría el divertido juego que la ayudó a superar su miedo.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!