El Misterio de la Edad de Manuel



Era un hermoso día de sol en la ciudad de Buenos Aires y todo estaba listo para el primer día de clases. Alan, un niño curioso con una gran pasión por las matemáticas, ingresó al aula con una sonrisa de oreja a oreja. Allí conoció a Manuel, un chico que parecía tan observador como inteligente.

Mientras la maestra se presentaba, Alan no pudo resistir la tentación de hacerle una pregunta a su nuevo amigo.

"Oye, Manuel, ¿cuántos años tenés?" - preguntó Alan, mordiéndose el labio por la curiosidad.

Manuel, con una mirada pensativa, respondió:

"El cuadrado de la edad que tenía hace 5 años es la mitad de la edad que tendré en 7 años."

Alan se quedó un momento en silencio, sorprendido por la profundidad de la respuesta.

"Esa es una forma bastante extraña de decir tu edad" - comentó Alan, rascándose la cabeza.

"Sí, pero me gusta pensar en las cosas de forma diferente" - dijo Manuel, sonriendo. "¿Podés resolverlo?"

Alan se emocionó. Le encantaba los acertijos y acertar en el desafío de su nuevo amigo.

"¡Claro! Necesito un papel y un lápiz" - exclamó. Justo en ese momento, la maestra pidió la atención del aula.

A medida que avanzaba la clase, Alan seguía pensando en la ecuación. Mermaid había puesto su mente en marcha, así que cuando finalmente llegó el recreo, buscó un lugar tranquilo para trabajar. Rápidamente escribió:

"Sea x la edad actual de Manuel. Entonces, su edad hace 5 años es x - 5. Y en 7 años será x + 7."

Concentrado, escribió la ecuación:

"(x - 5)² = 0.5 * (x + 7)".

"Hmm, esto se va a poner interesante" - murmuró mientras empezaba a despejar los términos.

Al cabo de unos minutos, Alan había llegado a una solución. Pero no estaba solo en sus pensamientos.

"¡Alan! ¡Alan!" - gritó Manuel que apareció por sorpresa. "¿Lograste resolverlo?"

"Sí, creo que sí. Tu edad es 12 años" - respondió Alan con una gran sonrisa, sintiéndose muy orgulloso de sí mismo.

Manuel se rió y dijo:

"No, ¡es 10! ¡Casi! Hice un pequeño error en el desarrollo! Necesitamos volver a analizarlo juntos" .

Alan no podía creer que se había equivocado. Pero en lugar de molestarle, se sintió emocionado por tener la oportunidad de trabajar en equipo.

"¿Querés que juntos resolvamos los pasos?" - propuso Alan.

"Me encantaría" - contestó Manuel, sonriendo.

Ambos chicos pasaron horas trabajando juntos. Con cada paso que daban, aprendían más y más no solo sobre las matemáticas, sino sobre lo valioso que es colaborar y ayudarse mutuamente. Al final, lograron resolver la ecuación correctamente y se dieron cuenta de lo divertido que era trabajar en otro proyecto de matemáticas. Aunque primero no habían podido relacionarse, habían encontrado un punto en común que los unió.

"¡Listo!", - exclamó Alan. "Finalmente, sabemos tu edad. ¡Eres un genio!"

"Y tú también, Alan. Gracias por ayudarme a resolverlo. Nunca pensé que podrían hacerlo juntos!" - Manuel dijo emocionado.

Desde aquel día, Alan y Manuel se volvieron amigos inseparables. Juntos no solo disfrutaron de las matemáticas, sino que también aprendieron a respetar las diferentes formas de pensar. Y juntos descubrieron que los misterios que parecen difíciles pueden convertirse en grandes aventuras cuando se resuelven entre amigos.

Así que cada vez que alguien les preguntaba sobre su edad o el cuadrado de algo, simplemente sonreían, sabiendo que la vida es más divertida cuando trabajas en equipo y resuelves misterios juntos.

FIN.

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