El misterio del 9 de julio desaparecido
En un pequeño pueblo de Argentina, la gente se preparaba para celebrar el 9 de julio, el día de la independencia. Todos estaban emocionados y listos para los desfiles y las festividades.
Sin embargo, cuando despertaron esa mañana, descubrieron con sorpresa que el día de la independencia se había desvanecido. Todos los calendarios habían saltado del 8 al 10 de julio, y nadie tenía idea de lo que había pasado.
Los niños Martina y Facundo, decidieron emprender una aventura para descubrir qué había sucedido. "¿Viste esto, Facu? ¡El 9 de julio desapareció!" exclamó Martina. "¡Es increíble! ¡No puede ser!" respondió Facundo. Decidieron que la única forma de encontrar respuestas era viajar al pasado.
Con la ayuda de un misterioso reloj que encontraron en el desván de la abuela de Martina, lograron retroceder en el tiempo y se encontraron en 1816, en el histórico Congreso de Tucumán. Allí, conocieron a los próceres que firmaron el Acta de Independencia.
"¿Ustedes saben qué pasó con el 9 de julio de 1816?" preguntó Martina, emocionada. "¡Claro que sí! Ese fue el día en que declaramos nuestra independencia", respondió uno de los próceres.
Les contaron la historia de cómo lograron la independencia y les enseñaron la importancia de este día para todos los argentinos. Con esa valiosa lección, Martina y Facundo regresaron al presente decididos a hacer que el día de la independencia volviera a existir.
Comenzaron a organizar actividades y a contar la historia que habían aprendido a todos en el pueblo. Pronto, la gente volvió a recordar la importancia del 9 de julio y a celebrarlo con entusiasmo.
Finalmente, el día de la independencia volvió a aparecer en los calendarios y fue celebrado con más fervor que nunca. Martina y Facundo comprendieron que aunque a veces las cosas desaparecen, con esfuerzo y conocimiento se pueden recuperar.
Y así, el 9 de julio se convirtió en un día lleno de orgullo y celebración para todos los argentinos.
FIN.