El misterio del robo en la granja
En una granja muy especial, donde todos los animales vivían en armonía, un día se produjo un robo misterioso.
La gallina Carmelita descubrió que sus preciados huevos habían desaparecido y decidió llamar a los detectives más famosos de la granja: el inspector Rancho y su astuto ayudante, el pato Sherlock. -¿Qué ha sucedido, Carmelita? -preguntó el inspector Rancho con su lupa en una mano y su libreta en la otra.
-Alguien ha entrado en mi gallinero y se ha llevado todos mis huevos. ¡Es un crimen imperdonable! -contestó Carmelita con angustia. Los detectives comenzaron a buscar pistas por toda la granja. -Sherlock, ¿has encontrado algo? -preguntó el inspector. -Sí, he descubierto unas plumas cerca del gallinero.
Parecen ser de un pájaro grande, posiblemente un águila. Sigamos buscando, inspector. Pronto, los detectives se encontraron con el gallo Roque, quien parecía muy nervioso. -¿Qué sabes sobre el robo, Roque? -preguntó el inspector Rancho con firmeza. -Yo... yo no sé nada, inspector.
Estaba ocupado cantando en el otro extremo de la granja, no vi nada -respondió el gallo tartamudeando. Sin embargo, el pato Sherlock notó que Roque tenía restos de cáscara de huevo en sus plumas. -Inspector, creo que Roque está mintiendo.
Las pruebas indican que estuvo cerca del gallinero en el momento del robo. -exclamó Sherlock. Confrontado por las pruebas, Roque finalmente confesó su crimen. Había sentido envidia de los huevos de Carmelita y los había robado para sí mismo.
Los detectives resolvieron el caso y devolvieron los huevos a su legítima dueña. Desde entonces, Roque aprendió que la envidia y la mentira no llevan a nada bueno, y la granja volvió a estar en paz.
FIN.