El monstruo del enojo de Zoe



Zoe era una niña muy enojona. Cualquier cosa podía desatar su furia: un juguete perdido, un hermanito que le quitaba sus cosas, o simplemente no entender algo a la primera.

Su mamá siempre le decía que debía aprender a controlar su enojo, pero para Zoe era muy difícil. Hasta que un día algo extraordinario sucedió. Un monstruo empezó a crecer dentro de Zoe cada vez que se enojaba. Este monstruo era grande y feo, con ojos rojos y largos colmillos.

Asustaba a todos los que estaban alrededor, incluso a sus papás. Un día, mientras el monstruo del enojo estaba a punto de salir de control, la abuela de Zoe le dio un abrazo muy grande y cariñoso.

Al principio, Zoe no quería ser abrazada, pero su abuela no se rindió y la abrazó con toda su fuerza. Para su sorpresa, el monstruo del enojo comenzó a encogerse hasta desaparecer por completo.

Desde ese día, Zoe aprendió que un abrazo cariñoso podía calmar a su monstruo del enojo. A partir de ese momento, cada vez que sentía que el monstruo quería desatar su furia, pedía un abrazo a alguien que la quisiera.

Y así, poco a poco, el monstruo se hizo más pequeño y casi desapareció por completo.

FIN.

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