El mural mágico


En una pequeña escuela de un barrio tranquilo, la maestra Carmen llegaba todas las mañanas con una sonrisa en el rostro y mucha energía para compartir con sus alumnos.

Un día, decidió que sería maravilloso pintar un mural en la pared del patio de recreo. Los niños estaban emocionados con la idea y se pusieron manos a la obra. Cada uno tomó un pincel y comenzaron a plasmar su creatividad en el muro blanco.

Pedro pintó un sol radiante, María dibujó un arcoíris lleno de colores, Juan creó un campo lleno de flores y Martina añadió pájaros volando por el cielo.

- ¡Qué lindo está quedando! -exclamaba la maestra Carmen mientras observaba maravillada el trabajo de sus alumnos. Pero justo cuando estaban terminando, comenzó a soplar un viento fuerte que amenazaba con arruinar todo lo que habían hecho. - ¡Oh no! ¡Nuestro mural se va a arruinar! -gritó Martina preocupada.

La maestra Carmen miró a los niños y les dijo:- No se preocupen, tenemos que trabajar juntos para proteger nuestro trabajo. Vamos a sujetar bien las cosas y buscar una solución creativa para mantener nuestro mural intacto.

Los niños asintieron con determinación y siguieron las indicaciones de su maestra. Utilizaron cinta adhesiva para reforzar las esquinas del mural, colocaron piedras alrededor para evitar que se vuele y hasta inventaron una especie de toldo improvisado con telas viejas para protegerlo del viento.

Finalmente, lograron salvar su obra de arte colectiva y quedaron muy orgullosos del resultado final. El mural lucía más hermoso que nunca, brillando bajo el sol como un tesoro en medio del patio escolar.

- ¡Lo logramos gracias al trabajo en equipo! -exclamó Pedro emocionado. La maestra Carmen sonrió satisfecha y les dijo:- Así es chicos, cuando trabajamos juntos y nos apoyamos mutuamente, podemos superar cualquier desafío.

Este mural no solo embellece nuestra escuela, sino que también nos recuerda lo poderosos que somos cuando colaboramos. Desde ese día, cada vez que los niños veían el mural en la pared del patio de recreo, recordaban la importancia del trabajo en equipo, la creatividad y la perseverancia.

Y así, entre risas y colores maravillosos, continuaron aprendiendo juntos nuevas lecciones cada día en aquella pequeña escuela llena de magia.

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