El Nene que le Gustaba Comer Chocolate
Había una vez un nene llamado Tomi que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas verdes. A Tomi le encantaba el chocolate, ¡no podía resistirse a un buen trozo de chocolate! Su mamá siempre le decía:
"Tomi, el chocolate es delicioso, pero no podés comerlo todo el tiempo. Necesitás comer un poco de todo para sentirte bien."
Sin embargo, a Tomi solo le importaba el chocolate. Cada mañana, se despertaba, se vestía rápido y corría directo a la cocina.
"¡Quiero chocolate, mamá!" - gritaba emocionado mientras señalaba la caja del dulce manjar.
Su mamá intentaba prepararle un desayuno balanceado, pero Tomi siempre lograba engañarla. Un día, mientras desayunaban, su amiga Ana vino a visitarlo.
"Hola, Tomi. ¿Qué hiciste en el recreo ayer?" - le preguntó Ana.
"Comí un montón de chocolate que traje para compartir. Fue increíble, todos me querían!" - respondió él, contento.
Esa tarde, Ana propuso jugar al aire libre, pero Tomi solo quería quedarse en casa y comer más chocolate. Entonces Ana decidió ayudarlo a comprender lo que estaba perdiendo.
"¿Sabías que un día hay un festival de chocolates en el parque?" - le dijo Ana.
"¿Festival de chocolates? ¡Eso suena genial!" - contestó Tomi, sus ojos brillando de emoción.
Cuando llegó el día del festival, Tomi no se imaginaba lo que iba a pasar. Al llegar al parque, vio una gran cantidad de actividades. Había juegos, música y, claro, ¡un montón de chocolate! Pero también había un puesto de frutas, verduras y una sección dedicada a la cocina saludable.
"¡Mirá, Tomi! ¡Podemos hacer brochetas de frutas!" - dijo Ana mientras le mostraba el puesto.
"Pero no tiene chocolate..." - respondió Tomi, algo desilusionado.
Ana lo miró y sonrió.
"Podemos poner chocolate en una brocheta de frutas. ¡Así podemos disfrutar de ambos! Pero primero tienes que probar la fruta solo."
Con un poco de duda, Tomi se animó a probar una fresa. Al instante, su cara se iluminó.
"¡Esto está delicioso!" - exclamó él, sorprendiendo a Ana.
De pronto, se acordó de los juegos que había visto. Sin dudarlo, se unió a Ana para probar el salto en la cuerda, el tiro al blanco y muchas más actividades, olvidándose del chocolate por un momento.
Mientras brincaban y reían, la madre de Tomi lo llamó.
"¡Tomi! ¡Ve a comprar algo para compartir en casa!"
"¿Puedo comprar las brochetas con chocolate y frutas?" - preguntó Tomi.
"Claro, pero recuerda compartir, ¿sí?" - le respondió su mamá.
Esa tarde, Tomi regresó a casa con su brocheta de frutas y chocolate. Se sentó a la mesa con su familia y, lleno de emoción, les mostró lo que había hecho.
"Miren lo que traje, es una mezcla de fruta y chocolate. Probé las frutas y son riquísimas. Así que hoy se come saludable y dulce a la vez." - dijo feliz.
Todos se sorprendieron. ¡Era una gran idea! Desde ese día, Tomi aprendió que no solo el chocolate era delicioso, ¡sino también las frutas y verduras! La combinación de ambos lo convirtió en el rey de los postres en su casa, y Ana siempre estuvo allí para apoyarlo.
Y así, Tomi comenzó a disfrutar de una dieta variada, donde el chocolate solo era una parte de su día, y los días de diversión nunca faltaron.
"Gracias, Ana. ¡Eres la mejor amiga!" - le dijo Tomi un día mientras compartían una brocheta de frutas.
"¡Y tú también, Tomi! ¡A veces, lo mejor es disfrutar de lo mejor de ambos mundos!" - respondió ella mientras chocaban sus brochetas.
Y así, Tomi aprendió a equilibrar sus gustos y se volvió un niño más feliz y saludable. A veces, las dulces sorpresas están justo frente a nosotros, solo hay que saber buscarlas.
FIN.