El niño imaginativo



Había una vez en el barrio de la Esquina Cortina de Madera, un pequeño niño llamado Ramiro. Ramiro era curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras para vivir.

Un día, mientras caminaba por la calle principal del barrio, vio una tienda que le llamó mucho la atención. La tienda tenía un cartel que decía "Juguetes y Dulces", y estaba llena de colores brillantes y juguetes divertidos.

Ramiro no podía resistirse a entrar y ver todo lo que había allí dentro. Cuando entró, se encontró con el dueño de la tienda, Don Nico. Don Nico era un hombre amable y sonriente que siempre tenía una historia interesante para contar.

Ramiro se acercó a él y le preguntó si podía jugar con uno de los juguetes que había en la vitrina. "¡Hola Don Nico! ¿Puedo jugar con ese autito rojo allí?" -preguntó Ramiro emocionado.

Don Nico miró al autito rojo y luego a Ramiro con una sonrisa en su rostro. "Claro que sí, pero primero necesitas pagarlo" -respondió Don Nico amablemente. Ramiro se quedó confundido. No entendía cómo debía pagar por algo tan simple como jugar con un juguete.

Miró alrededor de la tienda y vio a otros niños disfrutando libremente de los juguetes sin tener que pagar nada. "Pero Don Nico, todos los demás niños están jugando sin tener que pagar" -dijo Ramiro perplejo.

Don Nico se acercó a él y le explicó pacientemente:"Ramiro, aquí en mi tienda, los juguetes no se pagan con dinero. Se pagan con algo mucho más valioso: la imaginación y la creatividad. "Ramiro quedó sorprendido por la respuesta de Don Nico.

No sabía cómo utilizar su imaginación y creatividad para pagar por el autito rojo. "¿Cómo puedo hacer eso, Don Nico?" -preguntó Ramiro con curiosidad.

Don Nico le dio una sonrisa misteriosa y le dijo:"Cierra los ojos, Ramiro, y piensa en todas las aventuras emocionantes que puedes tener con ese autito rojo. Imagina que estás conduciendo a toda velocidad por un camino lleno de obstáculos y desafíos.

Siente la emoción corriendo por tus venas mientras te conviertes en el piloto más audaz del mundo. "Ramiro cerró los ojos e hizo lo que Don Nico le había dicho. De repente, se sintió transportado a un mundo lleno de diversión y emoción.

Podía verse a sí mismo conduciendo el autito rojo por caminos sinuosos y saltando rampas increíbles. Cuando abrió los ojos, vio a Don Nico sonriendo ampliamente. "¡Lo lograste, Ramiro! Pagaste el autito rojo con tu imaginación y creatividad" -exclamó Don Nico emocionado.

Ramiro estaba feliz de haber descubierto esa nueva forma de pago tan especial. A partir de ese día, siempre que quería jugar con uno de los juguetes de la tienda de Don Nico, utilizaba su imaginación para crear historias maravillosas.

Y así fue como Ramiro aprendió una valiosa lección: no todo en la vida se paga con dinero. A veces, lo más valioso que podemos ofrecer es nuestro ingenio y creatividad.

Desde aquel día, Ramiro se convirtió en el niño más imaginativo del barrio de la Esquina Cortina de Madera. Y cada vez que alguien le preguntaba cómo pagaba por los juguetes en la tienda de Don Nico, él respondía con una sonrisa:"¿No ves que está pagado? Se paga con imaginación y creatividad. "

FIN.

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