El oso y la abeja astuta
En un hermoso bosque de pinos en las montañas de la Patagonia, vivía un oso llamado Bruno. Bruno era un oso bueno y amigable, siempre dispuesto a ayudar a sus amigos del bosque.
Un día, mientras paseaba por el bosque, Bruno se topó con una abeja llamada Maya. -¡Hola, oso tonto! -dijo Maya burlonamente-. Tengo una prueba para ver si eres lo suficientemente listo para ser mi amigo. Bruno, sintiéndose desafiado, aceptó la prueba sin dudarlo.
Maya le dijo que para demostrar su inteligencia, debía encontrar un tarro de miel escondido en el bosque antes de que cayera la noche. Bruno, confiado en sus habilidades, aceptó el desafío y se adentró en el bosque.
Mientras tanto, la abeja Maya voló hacia una colmena cercana y conspiró con otras abejas para engañar a Bruno. Juntas prepararon un tarro de miel falso y lo escondieron en un lugar secreto.
Cuando Bruno regresó con lo que parecía ser el tarro de miel, las abejas estallaron en risas y revelaron la verdad. Bruno se sintió avergonzado y engañado. Lleno de tristeza, se alejó del lugar.
Sin embargo, en su camino se encontró con un sabio búho llamado Olaf, quien le contó la verdad sobre el engaño de Maya y las abejas. Olaf le recordó a Bruno que la verdadera inteligencia no se demuestra encontrando cosas, sino en cómo tratamos a los demás.
Inspirado por las palabras de Olaf, Bruno decidió perdonar a Maya y las abejas, y en su lugar les ofreció su amistad. Con el tiempo, Maya y las abejas se sorprendieron al ver cómo Bruno les trataba con bondad y generosidad a pesar de su engaño.
La lección de Bruno sobre la verdadera inteligencia y la amabilidad impactó a las abejas, quienes aprendieron a valorar la amistad sincera. Desde ese día, Bruno, Maya y las abejas se convirtieron en amigos inseparables y compartieron muchos momentos felices en el bosque de pinos.
FIN.