El patito valiente y auténtico
Había una vez en un gran lago, un grupo de patitos juguetones que nadaban y chapoteaban felices bajo el sol. Entre ellos se encontraba Lilim, un patito diferente a los demás.
Mientras los otros patitos tenían plumas amarillas brillantes, Lilim tenía plumas de colores: azules, verdes y rosadas. Era realmente único. Desde pequeño, Lilim había sentido que no encajaba del todo con los demás patitos.
Siempre lo miraban extrañados y a veces incluso se burlaban de él por ser tan diferente. Pero Lilim no se dejaba afectar por eso, porque sabía que ser especial era algo maravilloso.
Un día, mientras nadaba por el lago, Lilim vio a lo lejos un grupo de cisnes blancos elegantes y majestuosos. Quedó maravillado por su belleza y gracia al deslizarse sobre el agua.
En ese momento supo lo que quería ser: ¡un cisne! Decidido a cumplir su sueño, Lilim se acercó tímidamente a los cisnes y les dijo: "Hola, soy Lilim y quiero ser como ustedes". Los cisnes lo miraron sorprendidos al principio, pero luego uno de ellos le dijo amablemente: "No importa cómo luzcas por fuera, lo importante es cómo te sientas por dentro".
Lilim comprendió entonces que no necesitaba cambiar su apariencia para sentirse aceptado o especial. Lo más importante era aceptarse a sí mismo tal como era. Animado por las palabras de los cisnes, regresó al lago con una nueva actitud.
Los demás patitos seguían mirándolo con curiosidad, pero esta vez Lilim respondió con una sonrisa y les dijo: "Soy diferente porque así me hizo la naturaleza, ¡y estoy orgulloso de ello!"Los días pasaron y Lilim siguió siendo fiel a sí mismo.
Pronto descubrió que muchos animales del bosque lo admiraban por su valentía y autenticidad. Un día, durante un paseo por el bosque cercano al lago, Lilim escuchó unos chillidos desesperados provenientes de un zarzal.
Sin dudarlo ni un segundo fue corriendo hacia allí y encontró a un pajarito atrapado entre las ramas espinosas. "¡Ayuda! ¡Por favor ayúdame!" -chillaba el pajarito asustado.
Sin pensarlo dos veces, Lilim comenzó a picotear las ramas con cuidado hasta lograr liberar al pajarito ileso. "¡Gracias! ¡Eres realmente valiente!" -exclamó el pajarito emocionado. A partir de ese día, todos en el bosque reconocieron la valentía y bondad de lilím sin importar sus colores diferentes.
Y así fue como lilím aprendió que la verdadera belleza radica en ser uno mismo sin importar las diferencias exteriores; solo así logró ganarse el respeto y admiración de todos los habitantes del bosque.
FIN.