El Rayo de Luz de Sofía
Sofía era una niña de 9 años con una gran imaginación. Le encantaba jugar, leer cuentos y hacer manualidades, pero había algo que la asustaba profundamente: la oscuridad. Cada vez que el sol se ponía, su corazón comenzaba a latir más rápido y su mente se llenaba de sombras inquietantes.
Una tarde, su mamá le comunicó una noticia inesperada. Tenía que salir a hacer un mandado y, por primera vez, Sofía tendría que quedarse sola en casa por una hora.
"- Sofía, tengo que ir al mercado. ¿Vas a poder quedarte sola?" preguntó su mamá mientras se ajustaba su abrigo.
"- Sí, claro, pero... ¿y si se corta la luz?" contestó Sofía, mirando con preocupación por la ventana, donde el sol ya comenzaba a ocultarse.
"- No te preocupes. Si pasa eso, solo toma una linterna de la cocina y enciéndela. La oscuridad no es tan mala como parece. Solo son sombras que juegan entre sí", dijo su mamá con una sonrisa.
Sin embargo, cuando su mamá salió por la puerta, Sofía sintió como si un pequeño monstruo se hubiera instalado en su estómago. La casa parecía más silenciosa de lo habitual y las sombras empezaron a cobrar vida a su alrededor.
Mientras su cabeza estaba llena de pensamientos aterradores, decidió distraerse con algo que le gustaba. Se sentó en su habitación y comenzó a dibujar. Una hermosa mariposa de mil colores fue tomando forma en el papel, pero la luz empezaba a desvanecerse y pronto se encontraría a solas con las sombras.
De repente, un sonido provenía de la cocina. Sofía se congeló y dejó caer su lápiz.
"- ¿Es un monstruo?" se preguntó aterrorizada. Llevaba solo unos minutos sola y ya se sentía como si no pudiera soportarlo.
Tragó saliva y, con valentía, decidió ir a investigar. Caminó despacio, sintiendo cómo el corazón le latía rápido. Cuando entró a la cocina, vio que su gato, Luno, había hecho caer un paquete de galletas al suelo.
"- ¡Luno! Eres un travieso!" exclamó ella, aliviada de que no era un monstruo, aunque su gato ahora la miraba con sus grandes ojos verdes como si también estuviera sorprendido por su llegada. Sofía se agachó a recoger las galletas y, mientras lo hacía, sintió un nuevo destello de valentía.
"- Si Luno no tiene miedo, yo tampoco debería tenerlo. ¡Soy valiente!" pensó.
Decidió hacer un pequeño juego. Sofía armó un fuerte con almohadas y mantas en el salón y, rodeada de sus juguetes, se sintió un poco más segura. Se acordó de la linterna y, al encenderla, sintió cómo el mundo oscuro se iluminaba a su alrededor.
"- Miren, ¡soy la exploradora Sofía!" dijo en voz alta. "- ¡Y tengo mi luz mágica!". A medida que iluminaba las sombras del salón, estas se transformaron en formas divertidas y amigables. Un saco de arpillera se volvió un dragón apoyado contra el sofá y una lámpara parecía ser un robot titilante.
Con cada rayo de luz, Sofía empezaba a entender algo muy importante: la oscuridad no era el enemigo. Era solo un lugar donde la imaginación podía volar libre. Se puso de pie y empezó a contar historias a Luno sobre sus aventuras como exploradora. Las sombras en la habitación comenzaron a parecerse a personajes mágicos que escuchaban atentos sus relatos.
"- Y entonces, la valiente exploradora Sofía reunió a los animales del bosque para luchar contra el dragón. ¡Y juntos ganaron!" contaba mientras Luno maullaba como si celebrara sus historias. La hora empezó a volar, el miedo se desvaneció y la oscuridad se convirtió en su aliada.
Finalmente, su mamá volvió. Al abrir la puerta, un rayo de luz iluminó la sala y Sofía sonrió, avergonzada de haber dudado de ella misma.
"- ¿Cómo te fue?" preguntó su mamá mientras entraba.
"- ¡Fantástico! No sabes lo que me perdí. ¡Luno y yo enfrentamos sombras y exploramos un mundo mágico!" respondió Sofía, llena de entusiasmo.
"- Me alegra escuchar eso, mi valiente aventurera. Recuerda, Sofía, la oscuridad puede ser merecedora de un poco de curiosidad y valentía. ¡La próxima vez que sientas miedo, piensa en las aventuras que podrías tener!" dijo su mamá, abrazándola.
Y así, Sofía aprendió a ver la oscuridad de una manera diferente. Desde ese día, siempre que el sol se ponía, se preparaba para una nueva aventura llena de magia y valentía, junto a su fiel amigo Luno.
FIN.