El regalo de Félix



Érase una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Navidad vivía un niño llamado Félix. Félix era un niño muy especial, ya que su pasión por la Navidad era más grande que cualquier otra cosa en el mundo.

Desde muy pequeño, Félix esperaba con ansias el mes de diciembre para comenzar a decorar su casa con luces brillantes, guirnaldas y adornos navideños.

Todos los días se levantaba temprano para contar cuántos días faltaban para la llegada de Papá Noel. Félix también disfrutaba ayudando a las personas del pueblo a prepararse para la Navidad. Ayudaba a decorar los árboles del parque y repartía regalos a los niños que no tenían tanto como él.

Su alegría y entusiasmo eran contagiosos, y todos en Villa Navidad lo adoraban. Un día, mientras caminaba por el centro del pueblo, Félix vio algo inusual: una tienda cerrada con un cartel que decía "Se busca ayuda".

Sin dudarlo, entró corriendo y encontró a don Carlos, el dueño de la tienda. "Hola don Carlos ¿en qué puedo ayudarte?"- preguntó Félix emocionado.

"¡Oh! Hola Félix ¡Qué sorpresa verte aquí! Estoy buscando a alguien que me ayude en mi tienda de juguetes esta temporada navideña"- respondió don Carlos con una sonrisa. "¡Yo quiero hacerlo!"- exclamó Félix sin pensarlo dos veces. Don Carlos aceptó encantado la oferta de ayuda de Félix.

Juntos comenzaron a trabajar en la tienda: organizando los juguetes, envolviendo regalos y atendiendo a los clientes. Félix se sentía feliz de poder ayudar a don Carlos, pero también se dio cuenta de que muchos niños del pueblo no podían permitirse comprar juguetes.

Esto le entristeció mucho, ya que creía firmemente en la magia de la Navidad y en el derecho de todos los niños a recibir regalos. Decidió hablar con don Carlos sobre esta situación y juntos idearon un plan.

Crearon una caja especial donde las personas podían donar juguetes usados pero en buen estado. Félix se encargaba de limpiarlos y arreglarlos para luego ponerlos en venta a precios muy bajos.

La noticia corrió rápidamente por el pueblo y pronto la tienda de don Carlos se convirtió en un lugar muy popular. Los padres compraban los juguetes más baratos para sus hijos y así nadie quedaba sin recibir un regalo en Navidad.

Pero esto no era suficiente para Félix, quien quería asegurarse de que cada niño tuviera al menos un regalo nuevo. Así que decidió utilizar su propio dinero para comprar algunos juguetes nuevos y agregarlos a la caja especial. La noche antes de Nochebuena, Félix estaba agotado pero feliz por todo lo que había logrado.

Había conseguido hacer realidad su sueño: llevar alegría a todos los niños del pueblo en Navidad.

Al día siguiente, cuando abrieron la tienda, encontraron una sorpresa maravillosa: Papá Noel había dejado una nota junto a la caja especial llena de juguetes nuevos. Decía: "Gracias Félix por ser tan generoso y recordar el verdadero espíritu de la Navidad. ¡Feliz Navidad a todos!"Félix no podía creerlo, sus ojos se llenaron de lágrimas de alegría.

Había logrado hacer realidad su sueño y demostrar que con amor y generosidad, cualquier persona puede marcar la diferencia en la vida de los demás. Desde ese día, Félix siguió ayudando a don Carlos en su tienda todos los años.

Y cada Navidad, el pueblo entero se unía para llevar regalos a los niños más necesitados. Félix aprendió que la magia de la Navidad no está solo en recibir regalos, sino en dar amor y alegría a quienes más lo necesitan.

Y gracias a él, Villa Navidad se convirtió en un lugar donde la generosidad y el espíritu navideño reinaban durante todo el año.

FIN.

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