El Regalo de Navidad de Lola



Era una mañana soleada en el pequeño barrio de Villa Esperanza. La niña Lola, con su cabello rizado y su sonrisa brillante, estaba contando los días para la Navidad. A medida que se acercaba la fecha, su emoción crecía, pero había algo que la inquietaba.

"- ¿Qué voy a pedirle a Papá Noel este año?" - pensó mientras miraba por la ventana.

Desde que tenía memoria, cada Navidad, Lola pedía un montón de cosas: muñecas, juegos, hasta una bicicleta. Pero este año, sentía que su corazón anhelaba algo diferente. Paseando por el parque, vio a un grupo de niños jugando con sus mascotas. Uno de ellos tenía un perrito salchicha que corría y movía su colita sin parar.

"- ¡Mirá, qué lindo!" - exclamó Lola, acercándose al niño que jugaba con el perro. El pequeño le sonrió y le dejó acariciar al perrito.

"- Se llama Salchi. Es muy juguetón y siempre está lleno de energía" - le explicó el niño.

Lola se sintió feliz. Salchi le lamió la mano y ella soltó una pequeña risa. En ese momento, Lola supo exactamente qué quería pedirle a Papá Noel: un perro salchicha. Sin embargo, había algo que la preocupaba.

"- Mamá, ¿podemos tener un perrito en casa?" - preguntó al llegar a casa.

"- Lola, ya sabes que tener un perro es una gran responsabilidad. Hay que cuidarlo, alimentarlo y jugar con él" - respondió su mamá con una sonrisa.

Lola se quedó pensativa. "- Quizás no estoy lista para tener una mascota" - se dijo. Aun así, dedicó una carta a Papá Noel en la que le decía cuánto deseaba a Salchi, pero también expresaba que ella quería asegurarse de estar lista para cuidar de él.

Llegó la tarde del 24 de diciembre y la casa de Lola estaba decorada con luces brillantes y un enorme árbol de Navidad. Lola estaba emocionada pero un poco nerviosa. Cuando llegó la hora de abrir los regalos, sus ojos brillaban con expectativa.

"- ¡Bravo! ¡Llegó Papá Noel!" - gritó su hermano, mientras ambos corrían hacia el árbol.

Uno a uno, fueron abriendo los regalos. Muñecas, juegos y un hermoso vestido, pero nada que se le parezca a un perro salchicha. Cuando la última caja fue abierta, Lola sintió una mezcla de decepción y felicidad por sus regalos.

"- ¿Y si no lo consiguió?" - pensó, pero entonces escuchó un ruido en la puerta. Su mamá se acercó con una gran caja en sus brazos.

"- Lola, creo que te olvidaste de abrir este regalo" - dijo su mamá, sonriendo. Con curiosidad, Lola abrió la caja.

Ésta se movía y, para su sorpresa, ¡un pequeño perro salchicha salió corriendo hacia ella, moviendo su colita!"- ¡Es Salchi!" - gritó Lola, con lágrimas de felicidad en sus ojos.

"- ¡Feliz Navidad, mi amor!" - dijo su mamá. "- Papá Noel me pidió que cuidara de él hasta que tú estuvieras lista. Con esfuerzo y amor, podrás ser la mejor dueña de Salchi".

Después de jugar un rato con su nuevo amigo, Lola se dio cuenta de que su mamá tenía razón. De ahora en más, tendría que aprender sobre la responsabilidad y el amor que implica tener una mascota. Sepa que sus días tendrían que incluir paseos y juegos, pero también tiempos de descanso y cuidados importantes.

"- ¡Gracias, Mamá, gracias, Papá Noel! Esto es el mejor regalo que podría haber pedido. ¡Salchi, ven aquí!" - exclamó mientras acariciaba a su nuevo amigo.

Desde entonces, Lola y Salchi se volvieron inseparables. Aprendieron juntos sobre la amistad, el cuidado y la responsabilidad. Cada Navidad, Lola no solo celebraba la llegada de los regalos, sino también el regalo de tener a Salchi, su dulce y juguetón perro salchicha que la acompañaría en cada aventura.

Y así, cada año, Lola recordaba que los mejores regalos no siempre son los que se encuentran bajo el árbol, sino aquellos que llenan nuestros corazones.

FIN.

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