El regreso de Cathy
Había una vez una gatita blanca llamada Cathy que vivía en un pequeño pueblo rodeado de verdes praderas y coloridas flores.
Cathy era muy curiosa y le encantaba explorar cada rincón del lugar, siempre con su suave pelaje blanco brillando bajo el sol. Un día, mientras jugaba en el jardín de la casa, Cathy se aventuró un poco más allá de lo habitual y terminó perdiéndose en el bosque cercano.
La gatita intentó encontrar su camino de regreso a casa, pero entre tanto árbol y arbusto parecía haberse desorientado por completo. Horas después, cuando el sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, Cathy logró divisar a lo lejos las luces de su hogar.
Con alivio y felicidad corrió tan rápido como sus patitas le permitieron hasta llegar a la puerta de entrada. Al golpear con suavidad, la familia de Cathy abrió la puerta y se encontraron con ella parada frente a ellos.
-¡Cathy! ¡Estás de vuelta! -exclamó emocionada mamá gata mientras la abrazaba tiernamente. -¡Miau! Sí, estoy aquí otra vez -respondió Cathy con un maullido feliz. La familia estaba radiante de alegría al ver a su querida gatita sana y salva.
Le dieron caricias, mimos y comida fresca para que recuperara sus fuerzas después de la larga travesía por el bosque. -Estamos tan contentos de tenerte de vuelta, Cathy -dijo papá gato con una sonrisa-.
Prometemos cuidarte mejor para que nunca más te pierdas. -Miau miau -respondió Cathy frotándose cariñosamente contra las piernas de sus dueños. Desde ese día, Cathy aprendió la importancia de no alejarse demasiado sin compañía cuando exploraba nuevos lugares.
Siempre avisaba antes de salir a jugar y regresaba puntualmente para compartir momentos especiales con su familia. Los días pasaron tranquilos y felices en aquel hogar donde reinaba el amor y la complicidad entre todos sus integrantes, humanos y animals por igual.
Y así fue como la historia de la valiente gatita blanca llamada Cathy se convirtió en una inspiración para todos los habitantes del pueblo que aprendieron que el verdadero tesoro está en cuidar y valorar aquello que amamos.
FIN.