El rescate del amigo perdido



Había una vez un conejo llamado Fantasma que vivía en un hermoso bosque. Era muy travieso y siempre estaba saltando de aquí para allá, pero había algo que lo ponía triste: había perdido a su amiga la tortuga.

Fantasma buscó por todo el bosque, pero no podía encontrar a su amiga. Estaba tan preocupado que comenzó a llorar.

En ese momento, apareció Martina, una niña de 9 años que paseaba por el bosque con su hermanita Lucía, de 3 años. Martina se acercó al conejo y le preguntó qué le pasaba. Fantasma sollozando le contó sobre la pérdida de su amiga tortuga.

Martina y Lucía sintieron mucha pena por él y decidieron ayudarlo en su búsqueda. Los tres amigos caminaron juntos por el bosque, revisando cada rincón en busca de la tortuga perdida. Mientras buscaban, Fantasma les contaba historias divertidas sobre sus aventuras en el bosque.

Lucía reía mucho escuchándolas y eso animaba a Fantasma. De repente, oyeron un sonido extraño proveniente del lago cercano. Se apresuraron hacia allí y encontraron a la tortuga atrapada entre unas algas gigantes.

Sin dudarlo ni un segundo, Martina se metió al agua y rescató a la tortuga. Fantasma estaba tan feliz de haber encontrado a su amiga que saltaba emocionado alrededor de ellas mientras las abrazaba con sus patitas peludas. Juntos regresaron al lugar donde vivían los conejos en el bosque.

A partir de ese día, Fantasma, Martina y Lucía se volvieron inseparables. Pasaban el tiempo explorando el bosque juntos, ayudándose mutuamente y aprendiendo cosas nuevas cada día.

Fantasma aprendió a ser más cuidadoso y a no perder de vista a sus amigos. Martina y Lucía aprendieron sobre la importancia de la amistad y la solidaridad. Juntos descubrieron que trabajar en equipo los hacía más fuertes y felices.

El bosque se llenó de risas y alegría gracias a la amistad entre Fantasma, Martina y Lucía. Y así, vivieron muchas aventuras juntos mientras seguían explorando el mundo mágico del bosque. Y colorín colorado, este cuento ha terminado.

FIN.

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