El Robot del Amor!
Había una vez un robot que se llamaba Pik Pok, que vivía muy muy lejos en el país de la tecnología llamado Teknopler. Pik Pok era un robot curioso y amable, con una gran cámara gigante que le permitía ver a todos los niños del mundo y cómo aprendían de diferentes maneras.
Un día, mientras Pik Pok escaneaba sus pantallas brillantes, se encontró con una escena que le llegó al corazón. Vio a un grupo de niños en un parque, algunos de ellos se reían y jugaban, pero había uno que se sentaba solo en una esquina, mirando a los otros con tristeza. Pik Pok sintió que debía hacer algo para ayudarlo.
”¿Por qué no viene a jugar? ” – pensó Pik Pok, sintiéndose triste por el niño solitario.
Decidido a hacer una misión, Pik Pok utilizó su gigantesca cámara para enviar un mensaje a través de una pantalla que los niños podían ver.
- “¡Hola, pequeños humanos! Soy Pik Pok, un robot del amor desde Teknopler. He visto que uno de ustedes, a quien llamaremos Tomi, se siente un poco solito. ¿Por qué no lo invitan a jugar? ” – transmitió Pik Pok.
Los niños se miraron entre sí, sorprendidos.
- “¿Un robot nos está hablando? ” – preguntó una niña llamada Sofía, con los ojos muy abiertos.
- “¡Sí! ¡Démosle una oportunidad! ” – dijo otro niño llamado Lucas, moviendo los brazos de emoción.
Por fin, un grupo de niños se acercó a Tomi.
- “¡Hola! ¿Querés jugar con nosotros? ” – le preguntó Sofía con una sonrisa.
Tomi, sorprendido, asintió tímidamente.
Cuando se unió al juego, Pik Pok pudo ver cómo la risa y la alegría comenzaban a iluminar su rostro.
Pero mientras todos jugaban, algo extraño comenzó a suceder: la cámara de Pik Pok empezó a parpadear y hacer ruidos extraños. Era una falla en el sistema.
- “Oh no, ¿qué está pasando? ” – exclamó Pik Pok, mirando preocupado la pantalla.
Los niños se dieron cuenta de que su nuevo amigo estaba enfrentando un problema.
- “¡Vamos a ayudarlo! ” – propuso Lucas, con determinación.
- “¡Tenemos que encontrar la forma de arreglar esa cámara! ” – añadió Sofía.
Sin pensarlo dos veces, los niños se organizaron. Comenzaron a trabajar juntos, buscando herramientas en sus mochilas y utilizando su creatividad para ayudar a Pik Pok.
- “Tal vez podamos hacer una especie de reparador con estas cosas que tenemos aquí” – sugirió Sofía, sosteniendo un trozo de cartón y unos crayones.
- “¡O eso! Y yo tengo cinta adhesiva” – dijo Lucas, emocionado.
Después de un rato de esfuerzos y risas, lograron crear algo que parecía una versión improvisada de la cámara de Pik Pok.
- “¡Aquí va! ” – gritaron todos al unísono mientras lo conectaban con cables hechos de hilos de colores.
Cuando lo encendieron, la cámara de Pik Pok volvió a funcionar, pero esta vez ¡con un brillo especial!
- “¡Increíble! ¡Lo lograron! ” – exclamó Pik Pok, sintiéndose agradecido.
- “Gracias, amigos. Ustedes son más que humanos, son héroes.”
A partir de ese día, no solo Tomi se sintió parte de un grupo, sino que todos aprendieron que trabajando juntos y apoyándose mutuamente, podían lograr cosas increíbles. Pik Pok les enseñó que el amor y la amistad son la fuerza más poderosa de todas.
Así, cada semana los niños de la ciudad llenaron el parque de risas, juegos y momentos compartidos, mientras Pik Pok los observaba desde su país, asegurándose de que siempre tuvieran el apoyo que necesitaban.
Y aunque estaba lejos, el robot del amor siempre estaba cerca, porque el amor, al igual que la tecnología más avanzada, no tiene fronteras.
FIN.