El secreto del fantasma amable



Había una vez en la ciudad de Villa Esperanza, un fantasma travieso que se apoderó de las calles asustando a todos los vecinos.

Este fantasma no era malvado, simplemente le gustaba hacer travesuras y ver las caras de sorpresa de la gente. Un día, el alcalde de la ciudad convocó a una reunión urgente en la plaza central. Todos los habitantes se juntaron para escuchar qué medidas tomarían para acabar con el misterioso fantasma.

El alcalde, un señor mayor y sabio, tomó la palabra:-¡Vecinos de Villa Esperanza! Debemos encontrar una solución pacífica para lidiar con este travieso fantasma que nos tiene a todos tan asustados.

¿Alguna idea? La gente comenzó a murmurar entre sí hasta que una niña llamada Sofía levantó tímidamente la mano. -Yo tengo una idea, señor alcalde -dijo Sofía con valentía-. Creo que este fantasma solo quiere llamar nuestra atención.

Si logramos demostrarle que somos amables y solidarios, tal vez deje de asustarnos. El alcalde sonrió ante la ingeniosa propuesta de Sofía y decidió seguir su consejo. Organizaron un evento especial en la plaza central donde todos los habitantes llevaron comida para compartir y juegos para disfrutar en comunidad.

El sol comenzaba a ponerse cuando el fantasma apareció entre risas y ruidos extraños. La gente se quedó quieta por un momento, pero recordando el plan de Sofía, decidieron acercarse amablemente al fantasma y ofrecerle comida y jugar con él.

El fantasma al principio estaba confundido por esta reacción tan diferente a lo que esperaba, pero poco a poco fue sintiéndose parte del grupo.

Jugó a las escondidas con los niños, bailó con las abuelas e incluso ayudó a limpiar después del evento. Al final de la noche, el alcalde se acercó al fantasma y le dijo:-Querido amigo espectro, gracias por enseñarnos que siempre hay formas pacíficas de resolver nuestros problemas.

Ahora eres bienvenido en nuestra ciudad siempre que quieras venir a visitarnos. El fantasma sonrió (aunque era difícil verlo) y desapareció lentamente entre brillos dorados dejando atrás una estela luminosa. Desde ese día en adelante, el espíritu del bienestar reinó en Villa Esperanza.

La moraleja de esta historia es que no debemos juzgar por las apariencias y siempre podemos encontrar soluciones pacíficas si actuamos con bondad y comprensión hacia los demás.

Y así fue como un simple encuentro con un travieso espectro cambió para siempre la vida en aquella ciudad encantada.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!