El tesoro de la amistad


Había una vez una niña llamada Sofía, que vivía en una gran casa rodeada de lujos y comodidades. Tenía todos los juguetes que podía desear, pero a pesar de eso, siempre se sentía sola y aburrida.

Un día, mientras paseaba por el parque con su niñera, vio a un grupo de niños jugando felices con sus simples juguetes hechos a mano. Sofía se acercó curiosa y les preguntó si podía unirse a ellos.

"¡Hola! Soy Sofía, ¿puedo jugar con ustedes?" -preguntó tímidamente. Los niños la miraron sorprendidos al principio, pero luego asintieron con alegría. Juntos jugaron a las escondidas, saltaron la soga y construyeron castillos de arena.

Sofía se divirtió como nunca antes lo había hecho. Al caer la tarde, los niños se despidieron de ella con cariño y le regalaron un collar hecho con cuentas de colores. Sofía lo recibió emocionada y les dio las gracias con una sonrisa sincera en el rostro.

De regreso a su casa, Sofía guardó el collar en su caja de tesoros junto con sus juguetes más preciados. Esa noche no pudo dejar de pensar en la divertida tarde que había pasado con los niños del parque.

A partir de ese día, Sofía decidió visitar el parque todos los días para jugar con sus nuevos amigos. Aprendió el valor de la amistad verdadera y descubrió que no se necesitaban grandes riquezas para ser feliz.

Con el tiempo, Sofía se convirtió en la niña más querida del barrio, siempre dispuesta a ayudar a quienes más lo necesitaban.

Y aunque seguía viviendo en una casa grande y lujosa, nunca volvió a sentirse sola o aburrida porque ahora sabía que la verdadera felicidad estaba en compartir momentos especiales con las personas que amaba.

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