El Tesoro de los Sueños Creativos



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Tranquilidad, dos hermanitos muy especiales: Salva y su hermanita Esme. Eran inseparables y compartían todo juntos, desde sus juguetes hasta sus travesuras.

Una noche, cuando el reloj marcaba las nueve de la noche, Salva y Esme estaban listos para ir a dormir. Pero algo extraño sucedió esa noche: no podían conciliar el sueño.

Se revolvían en la cama, se tapaban y destapaban una y otra vez, pero nada parecía funcionar. "¿Por qué no podemos dormir, Salva?" -preguntó Esme con voz preocupada. Salva pensó por un momento y luego tuvo una brillante idea.

Recordó que su abuela les había contado sobre el poder de la imaginación para encontrar soluciones a los problemas. "¡Ya sé qué hacer Esme! Vamos a imaginar que somos exploradores en busca del tesoro del sueño perdido" -dijo Salva emocionado.

Esme sonrió ante la propuesta de su hermanito y juntos comenzaron a imaginar la aventura más increíble que jamás hubieran soñado. Se veían a sí mismos cruzando selvas encantadas, escalando montañas de almohadas y surcando mares de sábanas.

Con cada paso en su imaginación, los ojos de Salva y Esme se iban haciendo más pesados. Sentían cómo el cansancio los envolvía como un cálido abrazo. Finalmente, cerraron los ojos y se dejaron llevar por el dulce mundo de los sueños.

Al día siguiente, al despertar con una sonrisa en sus rostros, Salva y Esme supieron que habían encontrado el tesoro del sueño perdido gracias a su increíble imaginación.

Desde entonces, todas las noches antes de dormir, volvían a emprender nuevas aventuras en busca de nuevos tesoros por descubrir en el mundo de los sueños. Y así, Salva y Esme demostraron que con creatividad e imaginación, cualquier problema puede ser resuelto.

Y aunque vuelvan a tener dificultades para conciliar el sueño alguna noche, siempre tendrán su mayor tesoro: el amor incondicional que comparten como hermanitos inseparables.

FIN.

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