El Tigre Pequeño Amigo de los Animales
En una lejana selva llena de vida, donde los árboles eran tan altos que parecían tocar el cielo, habitaba un pequeño tigre llamado Tico. Tico era un tigre especial, no solo porque sus rayas lucían como un hermoso paisaje de rayos de sol y sombra, sino porque tenía un gran amor por todos los animales de la selva.
Un día, mientras Tico exploraba su hogar, escuchó un llanto suave que provenía de un arbusto cercano.
-Tico, Tico…- decía una voz apagada.
El tigre se acercó y encontró a su amiga Conejita, que parecía muy triste.
-¿Qué te pasa, Conejita? - preguntó Tico, preocupado.
-Es que mi familia quiere hacer un picnic, pero la zorra ha aparecido y se quiere llevar a mis hermanos. No quiero que eso pase.-
Tico pensó por un momento y decidió que debía ayudar.
-Déjamelo a mí. Juntos, podremos enfrentar a la zorra.-
Conejita sonrió, sintiéndose un poco más animada. Mientras tanto, Tico reunió a varios de sus amigos: la tortuga Tito, el loro Lolo y el pequeño ciervo Ciri. Juntos, crearon un plan para asustar a la zorra.
El siguiente día, esperaron a que la zorra llegara.
-¡Cuidado, ahí viene! - gritó Lolo desde la rama alta de un árbol.
Tico, con su rugido fuerte y firme, se lanzó hacia la zorra, que se quedó paralizada.
-¡Aléjate de los conejitos, Zorra! - declaró Tico.
-¿Y qué me harás, pequeño tigre? - la zorra contestó con una risa burlona.
Pero, durante esos momentos de confrontación, Tito y Ciri se movieron sigilosamente alrededor de la zorra, creando un gran ruido.
-¡Qué ruido que hacen! ¿Acaso son sombras que vienen a ahuyentarme? - se preguntó la zorra, mirando asustada.
La zorra, confundida y asustada, decidió que lo mejor era irse.
-¡Está bien! Volveré otro día…- murmuró, antes de escapar y desaparecer entre los arbustos.
-¡Lo logramos, Tico! - gritó Conejita, saltando de alegría.
-Gracias por tu valentía y liderazgo, Tico.- dijo Tito.
De repente, Tico se sintió muy orgulloso, pero también un poco triste. Se dio cuenta de que, aunque había enfrentado a la zorra, también había sentido miedo y que sus amigos habían sido su verdadero apoyo.
Al caer la tarde, los amigos decidieron hacer el picnic que Conejita había soñado. Prepararon frutas y al lado de un arroyo, disfrutaron de la comida.
-Saben, creo que todos tienen que aprender a defender lo que quieren, pero siempre juntos.- dijo Tico mientras partía una sandía.
-O sea, que somos más fuertes cuando estamos unidos.- acotó Ciri.
-Exacto, nunca debemos olvidarlo.- concluyó Tito con una sonrisa.
Los días pasaron y los amigos se volvieron inseparables, creando un vínculo fuerte y sólido.
Una mañana, escucharon que la zorra había regresado. Pero esta vez, los animales de la selva no les temían y, al contrario, se unieron para protegerse. Tico, Conejita, Tito, Lolo y Ciri se miraron y supieron que, nuevamente, estaban listos para defender su hogar.
Así, se dieron cuenta de que no solo enfrentaban a la zorra, sino que también estaban enseñando a todos los demás animales la importancia de la unión y la valentía.
Desde ese día, Tico y sus amigos no solo se llamaron a sí mismos los Guardianes de la Selva, sino que también se convirtieron en un ejemplo para todos. Y así, día a día, la selva fue un lugar más seguro y feliz.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.