El valiente Furiamonte



Había una vez en un lejano reino, un caballo mitológico con cuerpo de pura elegancia y fuerza, pero con una cabeza que inspiraba temor en todos los que lo veían.

Su cabeza era la de un feroz monstruo de colmillos afilados y ojos brillantes como el fuego. Este caballo, al que llamaban Furiamonte, vivía en lo más profundo del bosque encantado, alejado de las miradas curiosas y asustadizas de los habitantes del reino.

A pesar de su aspecto aterrador, Furiamonte tenía un corazón noble y generoso. Un día, mientras galopaba por el bosque, escuchó unos sollozos provenientes de detrás de unos arbustos.

Se acercó con cautela y descubrió a un cachorro de lobo atrapado entre unas ramas espinosas. Sin dudarlo ni un segundo, Furiamonte usó su fuerte hocico para apartar las ramas y liberar al pequeño lobo.

El cachorro lo miró con gratitud en sus ojos salvajes y dijo: "¡Gracias por salvarme! Pensé que nunca podría salir de ahí". "No hay problema", respondió amablemente Furiamonte. "Todos merecen una oportunidad para ser libres y felices". A partir de ese día, el cachorro de lobo siguió a Furiamonte a todas partes, convirtiéndose en su fiel compañero.

Juntos exploraban el bosque, ayudando a quienes lo necesitaban y protegiendo a los animales indefensos.

Pero la paz del reino se vio amenazada por la llegada de un malvado brujo que quería apoderarse del bosque encantado y someter a sus habitantes bajo su oscuro poder. El brujo desató una horda de criaturas malignas para sembrar el caos y el miedo entre los seres mágicos del bosque. Furiamonte sabía que no podía permitir que eso sucediera.

Reunió a todos los animales del bosque e idearon juntos un plan para detener al brujo y sus secuaces. Con valentía y astucia, lograron derrotar al malvado brujo y devolver la paz al reino.

Desde ese día, Furiamonte fue aclamado como un héroe por todos en el reino. Ya no temían su aspecto terrorífico, sino que lo admiraban por su nobleza y coraje.

Y así, junto con su fiel amigo el lobo, siguieron protegiendo el bosque encantado y demostrando que la verdadera valentía está en hacer siempre lo correcto sin importar cómo luzcas por fuera.

FIN.

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