El viaje de Lucas y sus emociones
Lucas era un niño curioso y alegre que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Un día, mientras jugaba en el jardín, sintió una emoción extraña.
No sabía si era tristeza o enojo, pero lo que sí sabía era que le dolía en el pecho. Confundido, decidió ir a buscar respuestas a lo largo de un misterioso viaje. En su travesía, conoció a la alegre Mariposa del Optimismo, quien le enseñó a ver el lado positivo de las cosas.
-Hola, Lucas. ¿Por qué esas caritas tristes? -dijo la Mariposa con entusiasmo. -No sé, siento algo raro en mi corazón, como un nudo apretado que no me deja ser feliz -respondió Lucas con tristeza.
La Mariposa le explicó que a veces las emociones pueden ser confusas, pero que siempre hay maneras de encontrar la luz en los momentos oscuros. Juntos, volaron hacia el Valle de la Empatía, donde conocieron al Sabio Búho de la Comprensión.
-Sabio Búho, ¿cómo puedo entender mis emociones? -preguntó Lucas con curiosidad. El Búho le habló sobre la importancia de aceptar y comprender todas sus emociones, tanto las alegres como las tristes.
Le enseñó que llorar no era una debilidad, sino una forma de soltar lo que le pesaba en el corazón. Con el conocimiento del Sabio Búho, Lucas sintió que una carga se había aliviado de sus hombros.
A medida que continuaban su viaje, se encontraron con el valiente León del Coraje, quien les mostró que afrontar las emociones difíciles también requería valentía. -Lucas, enfrentar tus miedos y tristezas te hará más fuerte -le dijo el León con una voz firme.
Animado por las enseñanzas de sus nuevos amigos, Lucas finalmente entendió que las emociones no eran buenas ni malas, simplemente eran parte de lo que nos hace humanos. Aprendió a abrazar sus sentimientos, tanto los felices como los dolorosos, y comprendió que todas ellas formaban parte de su maravilloso ser.
Regresó a su pueblo con un corazón ligero, listo para enfrentar cualquier emoción que la vida le trajera.
FIN.