El viaje de Melina hacia los colores
Melina era una niña curiosa y creativa a la que le encantaba pintar y dibujar. Un día, mientras paseaba por el bosque, encontró un camino muy especial. Este camino no era como los demás, ¡cambiaba de color con cada paso que daba! Emocionada, decidió emprender un viaje hacia los colores desconocidos.
Al comenzar su travesía, el camino se tiñó de un vibrante color rojo. Melina se detuvo sorprendida y, al instante, una ardiente energía recorrió su cuerpo. Descubrió que el rojo representaba la pasión y el coraje, así que decidió seguir adelante con valentía.
Más adelante, el camino se tornó de un brillante color naranja. Melina sintió una cálida alegría invadiendo su ser. Se dio cuenta de que el naranja simbolizaba la creatividad y la energía, así que decidió hacer uso de su creatividad para superar cualquier desafío.
Continuando su recorrido, el camino se transformó en un luminoso color amarillo. Melina experimentó una intensa sensación de felicidad y optimismo. Se dió cuenta de que el amarillo representaba la alegría y la positividad, así que decidió enfrentar los obstáculos con una sonrisa en su rostro.
Avanzando cada vez más, Melina se encontró con un camino lleno de exuberante vegetación y el color verde se extendió a su alrededor. Sintió una profunda calma y paz interior. Descubrió que el verde representaba la armonía y el equilibrio, así que decidió mantener la serenidad en su corazón.
De repente, el camino se tornó de un suave color azul. Melina experimentó una profunda sensación de calma y claridad mental. Se dió cuenta de que el azul representaba la tranquilidad y la verdad, así que decidió ser fiel a sí misma en todo momento.
Más adelante, el camino se llenó de un profundo color índigo. Melina sintió una conexión espiritual y sabiduría interior. Descubrió que el índigo representaba la intuición y la percepción, así que decidió confiar en su voz interior para tomar decisiones importantes.
Finalmente, el camino se iluminó con un resplandeciente color violeta. Melina experimentó una profunda sensación de paz y conexión con lo divino. Se dió cuenta de que el violeta representaba la espiritualidad y la transformación, así que decidió abrazar su propio crecimiento personal.
Al llegar al final del camino, Melina se dio cuenta de que no solo había descubierto los colores del arcoíris, sino también las cualidades especiales que cada uno representaba. Con esta nueva sabiduría, regresó a su hogar lista para enfrentar cualquier desafío que la vida le presentara, sabiendo que en su interior habitaban todos los colores del mundo.
FIN.