Enrique y la fuerza de la amistad


Enrique era un niño solitario que siempre se sentía triste y asustado debido al constante bullying que sufría en la escuela. Sus compañeros de clase se burlaban de él por ser diferente, por usar lentes y por ser muy callado.

Enrique pasaba los recreos solo, jugando en un rincón del patio, sin atreverse a acercarse a ningún otro niño. Un día, la maestra de Enrique, la bondadosa Sra. Marta, notó que algo andaba mal y decidió intervenir. −Hola, Enrique.

¿Qué te parece si te unes a nosotros en el juego? −le propuso la maestra. −No, gracias, prefiero estar solo −respondió Enrique con tristeza. La Sra. Marta no se dio por vencida y decidió hablar con los otros niños.

Les explicó lo importante que era ser amables y respetuosos, y les pidió que invitaran a Enrique a jugar.

Al principio, los niños dudaron, pero poco a poco fueron acercándose a Enrique y descubrieron que era muy bueno en los juegos de mesa. Pronto, Enrique dejó de estar solo y comenzó a disfrutar de la compañía de sus nuevos amigos. Juntos, formaron un gran equipo y se apoyaron mutuamente. En poco tiempo, Enrique se convirtió en un niño más seguro y alegre.

El bullying había desaparecido por completo. La fuerza de la amistad y el apoyo mutuo habían transformado la vida de Enrique para siempre.

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