Estiven y la casa embrujada



Había una vez en un pequeño pueblo, un niño llamado Estiven. Estiven era muy valiente y siempre estaba listo para enfrentar desafíos. Un día, escuchó a los adultos del pueblo hablar sobre una misteriosa casa embrujada en las afueras. La gente decía que la casa estaba llena de espíritus malvados y nadie se atrevía a entrar. Estiven, intrigado por la idea de una casa embrujada, decidió investigar por sí mismo. "¡Voy a descubrir la verdad sobre esa casa embrujada!" gritó Estiven emocionado.

Sin contarle a nadie, Estiven se dirigió hacia la casa embrujada. Al llegar, vio que la casa lucía tenebrosa y descuidada. Sin embargo, su valentía superaba su miedo y decidió entrar. Al entrar, Estiven notó que la casa estaba llena de telarañas y polvo, pero no había rastro de espíritus malvados. De repente, escuchó un ruido en el piso de arriba. Con valentía, subió las escaleras y descubrió que el ruido provenía de un pequeño gatito atrapado entre las tablas del suelo. Sin dudarlo, Estiven ayudó al gatito a salir y el animalito le mostró su agradecimiento frotándose cariñosamente contra sus piernas.

Con el gatito en brazos, Estiven continuó explorando la casa y encontró un viejo álbum de fotos. En él, descubrió la historia de la familia que solía vivir allí. Resultó que la casa no estaba embrujada, sino que había sido abandonada muchos años atrás. Estiven se dio cuenta de que la verdadera historia de la casa era triste, no aterradora. Decidió que la casa necesitaba amor y cuidado, así que pidió ayuda a los vecinos para limpiar y arreglar el lugar.

Después de varios días de arduo trabajo, la casa lucía completamente diferente. Estiven cuidó del gatito y lo adoptó como su mascota. La casa embrujada se convirtió en un hogar cálido donde Estiven y su nueva mascota vivieron aventuras felices. La valentía y compasión de Estiven transformaron la historia de la casa y enseñaron a todos que, a veces, las cosas no son lo que parecen a simple vista.

FIN.

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