Facundo y la magia de ser único


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un niño llamado Facundo. Desde muy chico, Facundo sabía que era diferente a los demás niños.

A veces le costaba trabajo entender las bromas o seguir las conversaciones en la escuela. Sus padres le explicaron que él tenía autismo, lo cual hacía que su forma de pensar fuera única y especial.

Un día, mientras observaba las estrellas en el cielo nocturno, Facundo tuvo una idea brillante: ¡viajar por el Universo para encontrar la forma de pensar como los niños normales! Sin dudarlo, se puso su traje espacial hecho con cartón y brillantina, agarró su mochila con provisiones y se dispuso a emprender esta gran aventura.

Facundo subió al techo de su casa y mirando hacia las estrellas dijo: "¡Universo, ayúdame a ser como los demás niños!" De repente, una nave espacial hecha completamente de luz apareció frente a él.

Una voz cálida resonó en su mente diciendo: "Facundo, has demostrado valentía y determinación. Te ayudaré en tu búsqueda. "Sin pensarlo dos veces, Facundo entró a la nave y comenzó su viaje por el Universo.

Visitó planetas llenos de criaturas extrañas que le enseñaron lecciones sobre la importancia de la empatía y la amistad. En cada parada, recogía cristales mágicos que contenían sabiduría universal. En uno de esos planetas conoció a Luna, una niña alienígena muy curiosa.

Juntos exploraron un jardín lleno de flores multicolores que cambiaban de forma al ritmo del viento. Luna le dijo a Facundo: "-Aquí aprendemos a aceptar nuestras diferencias y celebrarlas como parte de lo que nos hace únicos.

"Con el corazón lleno de gratitud por todas las experiencias vividas, Facundo decidió regresar a casa. La nave lo llevó de vuelta justo antes del amanecer.

Al despertar en su habitación con el sol acariciando su rostro, Facundo sintió una paz interior que nunca antes había experimentado. Esa misma mañana, salió al patio donde jugaban los otros niños del barrio. Con sus cristales mágicos en mano, les contó sobre sus increíbles aventuras por el Universo y todo lo que había aprendido en el camino.

Los niños escuchaban atentamente mientras Facundo les decía: "-Descubrí que no necesito cambiar quién soy para ser feliz; mis pensamientos son parte de mi magia personal. " A partir de ese día, todos jugaron juntos sin prejuicios ni diferencias.

Facundo comprendió entonces que no necesitaba ser como los demás para sentirse aceptado y querido; simplemente necesitaba abrazar su propia esencia y compartir sus colores únicos con el mundo.

Y así fue como el niño con autismo descubrió que la verdadera magia reside en aceptarse a uno mismo tal como es.

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