Felipe y el Miedo en el Bosque



Había una vez un niño llamado Felipe que vivía en un pequeño pueblo al borde de un espeso bosque. Felipe era un niño curioso, pero también tenía un gran miedo a la oscuridad, especialmente cuando se trataba del bosque. Cada vez que caía la noche, el simple sonido de las ramas moviéndose lo hacía sentir incómodo.

Una fría noche de otoño, mientras Felipe estaba en su cama, escuchó un suave susurro que provenía de su ventana.

"Felipe, ven a jugar, no tengas miedo."

Confundido, miró hacia afuera y vio una enorme sombra que se acercaba desde el bosque.

"¿Quién eres?" - preguntó Felipe con voz temblorosa.

"Soy un árbol viejo que vive en el bosque, y tengo una historia que contar. Ven, no temas, la noche es solo una nueva aventura."

Impulsado por la curiosidad, Felipe se armó de valor y salió de su casa, dejando atrás sus miedos. Al ingresar al bosque, la luna brillaba intensamente, iluminando su camino.

Con cada paso que daba, escuchaba el crujir de las hojas secas bajo sus pies. Pronto llegó al viejo árbol que lo había llamado. Era altísimo, con ramas que se extendían como brazos.

"Hola, Felipe. Soy el Árbol Sabio. He visto muchas cosas en mis años de vida. Y sé que tienes miedo. ¿Por qué no me cuentas sobre ello?" - preguntó el árbol con una voz profunda y suave.

"Es la oscuridad... y los ruidos extraños. Siento que hay monstruos, y que no sé cómo enfrentarlos" - respondió Felipe, sintiéndose un poco más seguro al compartir su miedo.

"Entiendo. La oscuridad puede ser aterradora porque no vemos lo que hay a nuestro alrededor. Pero no todo lo que parece aterrador lo es realmente. ¿Te gustaría conocer a algunos amigos que viven en el bosque?" - sugirió el árbol.

Felipe asintió, inseguros de qué esperar. De repente, un grupo de pequeños animales salió a saludarlo. Había un conejo llamado Toby, un búho llamado Luna y una ardilla llamada Remi.

"¡Hola, Felipe! No temas, estamos aquí para mostrarte que la noche también puede ser divertida y llena de sorpresas" - dijo Toby, moviendo sus orejas de un lado a otro.

Los animales comenzaron a contarle sobre sus propias experiencias nocturnas.

"La oscuridad me permite ver las estrellas y escuchar los susurros del viento" - agregó Luna.

"Y yo me divierto jugando al escondite con mis amigos. ¡La noche es un gran juego!" - dijo Remi con un salto.

Felipe observaba, intrigado por las historias de esos pequeños amigos.

"¿De verdad no tienen miedo?" - preguntó, sintiendo que su propio miedo comenzaba a desvanecerse.

"A veces sí, pero aprendí que en compañía todo se siente mejor. Además, siempre estamos atentos y cuidándonos unos a otros" - explicó Toby.

Felipe comprendió que la unión hacía la fuerza, y que los ruidos que antes le parecían aterradores solo eran el sonido del bosque viva. Empezó a disfrutar de la brisa fresca y el murmullo de las hojas.

"¿Podrían llevarme a conocer más del bosque?" - pidió emocionado.

"¡Claro! Esta noche será una gran aventura" - exclamó Remi, señalando un camino lleno de flores que brillaban a la luz de la luna.

Juntos, se adentraron en el bosque, explorando diferentes rincones, descubriendo la belleza de la noche. Felipe aprendió a escuchar los sonidos que antes le asustaban, y cada uno de ellos tenía su propia historia.

Al poco tiempo, Felipe se sintió cómodo y feliz. Había encontrado nuevos amigos y se dio cuenta de que la noche en el bosque no era aterradora, sino mágica.

Cuando la luna comenzó a ocultarse, Felipe supo que era hora de regresar a casa.

"Gracias, amigos, por mostrarme lo maravilloso que puede ser el bosque por la noche. Nunca olvidare esta aventura" - dijo Felipe emocionado.

"Recuerda, Felipe, que siempre puedes volver a visitarnos. No dejes que el miedo te detenga" - dijo el Árbol Sabio con una sonrisa.

Con el corazón lleno de alegría y coraje, Felipe regresó a su hogar, sabiendo que la oscuridad podía ser enfrentada con valentía y buenos amigos. Desde aquella noche, hizo de su costumbre explorar y disfrutar la naturaleza, ya no con miedo, sino con curiosidad y amor.

Y así, el niño que una vez tuvo miedo al bosque, se convirtió en el mejor defensor de los secretos y la belleza que trae la noche.

FIN.

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