Flower la Triceratops en la Luna



En un hermoso y verde valle, donde los árboles bailaban con la brisa, vivía una joven Triceratops llamada Flower. Flower no era una Triceratops común; ella soñaba con volar entre las estrellas y conocer lugares lejanos. Un día, mientras miraba hacia el cielo estrellado, se dio cuenta que la luna brillaba como un enorme faro.

-Bueno, ¡es hora de una aventura! -exclamó Flower entusiasmada.

Así que decidió construir un cohete con todo lo que podía encontrar en el bosque: ramas, hojas, y hasta algunas flores que ella misma cuidaba. Sus amigos, un velociraptor llamado Raptor y una adorable estegosaurio llamada Spiky, al ver la determinación de Flower, decidieron unirse a ella.

-Vamos a ayudarte, Flower. ¡Seremos un gran equipo! -dijo Raptor.

-Sí, sí, ¡quiero ver la luna! -añadió Spiky llena de emoción.

Después de varios días trabajando juntos, habían construido un cohete muy divertido; aunque un poco torcido y colorido, lo más importante era que estaba hecho con amor y amistad.

Finalmente, llegó el gran día del lanzamiento.

-¡Todos a bordo! ¡Listos para despegar! -gritó Flower mientras se metía al cohete.

El cohete salió volando al cielo, atravesando nubes y estrellas. ¡Era emocionante! Sin embargo, de repente el cohete comenzó a temblar.

-¡Ay, no! ¡¿Qué está pasando? ! -gritó Spiky asustada.

-No se preocupen. ¡Es solo un pequeño bache! -respondió Raptor tratando de calmar a su amiga.

Pero el pequeño bache se convirtió en un gran susto cuando el cohete empezó a caer en picada. Para su sorpresa, en lugar de caer a la Tierra, el cohete aterrizó suavemente en la luna, ¡justo como Flower había soñado!

-¡Lo hicimos! -gritó Flower con alegría.

Al bajar del cohete, los tres amigos quedaron maravillados al ver el paisaje lunar, que brillaba con un suave resplandor plateado.

-Mirá, ¡no hay plantas ni árboles, pero hay un montón de piedras que parecen de otro mundo! -dijo Raptor, mientras saltaba de un lado a otro.

-¡Qué lugar tan distinto! -exclamó Spiky, mientras trataba de caminar por la superficie suave y polvorienta.

Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que la luna no era un lugar fácil para vivir. Las rocas eran afiladas y no podían encontrar comida para comer. Flower comenzó a sentir un poco de tristeza.

-¿Qué haremos ahora? -preguntó Flower, sintiéndose un poco desanimada.

-Quizás deberíamos buscar algo que funcione aquí, algo diferente -sugirió Raptor.

Tras intentar varias ideas, descubrieron que podían crear algo genial con las piedras. Juntos, comenzaron a apilar y moldear las rocas y, para su sorpresa, formaron una hermosa escultura de flores lunares.

-¡Mirá! ¡Podemos crear arte aquí! -gritó Spiky, mirando la escultura con asombro.

La escultura comenzó a atraer a otros seres de la luna. Los pequeños alienígenas lunares, que habían estado observando, se acercaron fascinados por el colorido arte de Flower y sus amigos.

-Hola, amigos terrenales. ¡Qué hermosos son esos colores! -dijo uno de los alienígenas mientras miraba la escultura.

Flower, Raptor y Spiky se sintieron felices de ver que su arte unía a todos, a pesar de las diferencias. Comenzaron a intercambiar historias sobre sus hogares y vidas.

-¡El arte puede juntar a cualquier criatura, sin importar de dónde viniendo! -dijo Flower, sonriendo.

A medida que passaban los días, Flower y sus amigos trabajaron con los alienígenas para crear un jardín lunar lleno de esculturas y colores brillantes. Se convirtió en un lugar de encuentro para todos los seres de la luna.

Finalmente, llegó el momento de regresar a casa. Pero esta vez, llevaban consigo mucho más que un recuerdo; habían creado un nuevo hogar para los visitantes de la luna.

-Gracias, Flower. ¡Esta aventura fue increíble! -dijo Spiky mientras subían al cohete.

-¡Sí! Aprendimos que la creatividad y la amistad pueden vencer cualquier obstáculo -completó Raptor.

Y así, Flower, Raptor y Spiky regresaron a su hogar con el corazón lleno de alegría y la promesa de seguir soñando y creando, no sólo en la luna, sino también en su propio valle.

-¡Aventura o no, siempre hay que seguir soñando! -dijo Flower finalmente, mientras miraba hacia el cielo estrellado una vez más.

FIN.

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