Jorge y la amistad en la laguna


En una colorida laguna rodeada de altas palmeras y exuberante vegetación, vivía una familia de cocodrilos muy especial. Había un pequeño cocodrilo llamado Jorge que siempre estaba lleno de energía y curiosidad.

Un día, mientras exploraba los alrededores de la laguna, Jorge se encontró con un grupo de flamencos rosados que estaban descansando a orillas del agua. Jorge se acercó con entusiasmo a saludarlos. "¡Hola! Soy Jorge, ¿quieren jugar conmigo?"- preguntó el pequeño cocodrilo.

Los flamencos se sorprendieron al ver a un cocodrilo tan amigable acercándose a ellos. Uno de los flamencos, llamado Rosa, le dijo a Jorge: "¡Claro que sí! Pero primero debes aprender a controlar tu fuerza para no lastimarnos.

"-Jorge asintió emocionado y comenzaron a jugar juntos carreras por la orilla de la laguna. A medida que pasaban las horas, Jorge aprendió a medir su fuerza y a ser más cuidadoso al jugar con sus nuevos amigos.

Después de un rato, llegaron otros animales del bosque para unirse al juego. Había monos saltarines, tortugas lentas y pájaros cantores que llenaron el ambiente con risas y alegría. De repente, escucharon un fuerte rugido proveniente del otro lado de la laguna.

Todos los animales se pusieron alerta y vieron salir del agua a un enorme caimán que parecía estar enojado.

El caimán miró fijamente a Jorge y gruñó: "¿Qué crees que estás haciendo jugando con esos animales? Los cocodrilos como tú no deberían mezclarse con otras especies. "-Jorge sintió miedo por primera vez desde hacía mucho tiempo. Sin embargo, recordó las palabras sabias de su mamá: "La verdadera fuerza está en la amistad y el respeto hacia los demás.

"Valientemente, Jorge se acercó al caimán y le dijo: "Entiendo tus preocupaciones, pero he aprendido mucho hoy sobre la importancia de la amistad sin importar nuestras diferencias. Te invito a unirte a nosotros en este juego divertido.

"-El caimán quedó sorprendido por la valentía y bondad de Jorge. Poco a poco, se fue relajando y finalmente aceptó participar en el juego junto a todos los demás animales.

Desde ese día en adelante, la laguna se convirtió en un lugar donde todas las especies convivían en armonía y respeto mutuo. Los días estaban llenos de risas, juegos y nuevas amistades gracias al espíritu valiente e inclusivo de Jorge.

Y así, nuestro pequeño cocodrilo demostró que incluso los más temidos pueden encontrar la felicidad cuando abren sus corazones hacia los demás.

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