Juntos por el bosque
En un hermoso bosque vivían dos amigos muy especiales: Pablo, el conejo travieso, y Martín, la ardilla curiosa. Siempre estaban juntos, compartiendo aventuras y risas bajo la sombra de los árboles.
Un día, mientras jugaban cerca del río, escucharon un grito de auxilio. Era Lucas, el zorro, quien estaba atrapado en una red tendida por unos cazadores furtivos. Sin dudarlo ni un segundo, Pablo y Martín corrieron a ayudarlo.
"¡Tranquilo Lucas! ¡Vamos a sacarte de ahí!", exclamó Martín mientras buscaba una forma de cortar la red con sus afiladas uñas. "Gracias chicos, no sé cómo agradecérselos", dijo Lucas con voz temblorosa. Después de mucho esfuerzo lograron liberar al zorro.
Agradecido y emocionado por su valentía, Lucas les prometió que siempre estaría allí para ayudarlos en lo que necesitaran. Los días pasaron y la amistad entre los tres se hizo más fuerte que nunca.
Un atardecer, mientras recogían frutas para compartir un picnic junto al río, escucharon unos gritos desesperados provenientes del otro lado del bosque. Corriendo hacia el lugar indicado encontraron a Lola, la liebre asustada por un incendio forestal que se acercaba rápidamente.
Sin pensarlo dos veces, Pablo propuso un plan para apagar las llamas utilizando ramas mojadas y mantas viejas que encontraron en su camino. "¡Todos juntos podemos hacerlo! ¡Vamos por más agua!", gritaba Martín mientras corría de aquí para allá llevando baldes llenos hasta el lugar del incendio.
Con esfuerzo y trabajo en equipo lograron controlar el fuego antes de que llegara a sus hogares en el bosque.
Exhaustos pero felices por haber salvado su hogar y a su amiga Lola, se abrazaron con fuerza sabiendo que juntos podían enfrentar cualquier desafío. Desde ese día entendieron que la reciprocidad era la clave para mantener viva su amistad y protegerse mutuamente en momentos difíciles.
Siempre recordaban aquel lema que los había unido aún más: "Hoy por ti, mañana por mí". Y así siguieron viviendo aventuras inolvidables en el bosque, demostrando al mundo entero que cuando nos ayudamos unos a otros sin esperar nada a cambio, la magia de la amistad florece como las flores en primavera.
FIN.