La Amistad Mágica


Había una vez una niña llamada Dolores, a quien le encantaba explorar y jugar al aire libre con sus amigos.

Un día, mientras jugaban en el bosque cercano a su casa, Dolores se separó del grupo y se perdió entre los árboles. Desesperada por encontrar el camino de regreso, Dolores comenzó a caminar en busca de alguna señal que la guiara. Pero cuanto más caminaba, más oscuro se volvía el bosque y más asustada se sentía.

De repente, una figura sombría apareció frente a ella. Era una bruja vestida con harapos y un sombrero puntiagudo.

Dolores tembló de miedo, ¡había escuchado tantas historias espeluznantes sobre las brujas! La bruja se acercó lentamente a Dolores y le preguntó: "¿Estás perdida, pequeña?". Sorprendida por la amabilidad en su voz, Dolores asintió con timidez. La bruja sonrió gentilmente y extendió su mano hacia Dolores. "Soy la Bruja Bella", dijo.

"He vivido en este bosque durante muchos años y puedo ayudarte a encontrar tu camino de regreso a casa". Dolores dudó por un momento. Había escuchado que las brujas eran malvadas e intentaban hacerle daño a las personas.

Pero algo en los ojos bondadosos de la Bruja Bella le decían que podía confiar en ella.

Tomando la mano extendida de la bruja, ambas comenzaron a caminar por el bosque oscuro mientras Bella le contaba historias fascinantes sobre sus aventuras mágicas y cómo había aprendido a utilizar sus poderes para hacer el bien. Dolores se sorprendió al descubrir que la Bruja Bella era amable, generosa y siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás.

A medida que caminaban juntas, la niña comenzó a darse cuenta de que no debía juzgar a las personas por su apariencia o por lo que había escuchado sobre ellas. Después de un largo camino, Dolores y Bella finalmente encontraron el camino de regreso a casa.

La niña se despidió con tristeza de su nueva amiga, pero prometió recordar la lección valiosa que le había enseñado. A partir de ese día, Dolores se esforzó por ser más comprensiva y abierta hacia todas las personas que conocía.

Aprendió que cada persona tiene una historia única y que solo podemos conocerla si les damos una oportunidad. Y así, Dolores creció siendo una persona empática y compasiva gracias a la amistad inesperada con la Bruja Bella.

Nunca olvidó esa valiosa lección: no juzgues un libro por su portada, ya sea una bruja en el bosque o alguien nuevo en tu vida.

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