La Aventura de la Aula Escondida



Era un día soleado en el colegio y los alumnos estaban disfrutando del recreo. Frank, Heidy, Ihan, Luis, Anita, Bautista, Iván y Óscar se habían reunido para jugar a la pelota en el patio.

"¡Pásame la pelota!", gritó Ihan entusiasmado.

"¡Cuidado, Oscar va para el gol!", avisó Luis mientras los demás corrían detrás de la pelota.

De repente, algo inesperado sucedió. Óscar, en un arranque de emoción, decidió saltar del segundo piso del colegio, sorprendiendo a todos. Pero no era un salto cualquiera; parecía que había decidido convertirse en un monstruo.

"¿Qué te pasó, Óscar?", preguntó Frank con una mezcla de preocupación y risa.

Óscar comenzó a correr hacia sus compañeros, y para sorpresa de todos, ¡comenzó a 'morder' la pelota! Los chicos no estaban seguros de qué hacer. Algunos comenzaron a reírse, otros a gritar y a huir.

"¡Es un zombi!", exclamó Heidy mientras tiraba la mochila sobre su cabeza como un escudo.

Sin embargo, para Frank y Heidy, el instinto de supervivencia los llevó a buscar refugio en una aula cercana. Rápidamente, se escondieron detrás de una cómoda.

"¿Qué hacemos ahora?", preguntó Heidy asustada.

"Tal vez tengamos que pensar en un plan", respondió Frank, intentando mantener la calma.

Mientras tanto, en otra aula, la tutora Anita y los demás compañeros, Bautista, Iván, y Etva, estaban discutiendo cómo salir de esa rara situación.

"Debemos ayudar a Óscar", dijo Anita, tratando de encontrar la mejor manera de abordar el problema.

"Sí, pero ¿cómo?", respondió Bautista.

Entonces, Iván tuvo una idea brillante:

"¡Podemos organizar una operación de rescate y convertirlo de nuevo en Óscar!"

De esta manera, haciendo un plan, los chicos decidieron armar un grupo con globos, pelotas y libros para atraer a Óscar. Mientras tanto, Frank y Heidy continuaban escondidos.

"¿Y si él se enoja?", preguntó Heidy.

"No lo sé, pero si queremos que vuelva a ser nuestro amigo, tenemos que intentarlo", replicó Frank con determinación.

Una vez que el plan estaba listo, decidieron que era momento de salir de su refugio. Frank y Heidy se unieron al grupo. Juntos, comenzaron a llamar a Óscar.

"¡Óscar! ¡Vení! ¡Aquí hay una pelota nueva!", gritó Iván. Un momento después, vieron que la figura de Óscar se acercaba, deteniéndose al escuchar la llamada.

"¿Hmm?", fue lo único que dijo, al mirar con curiosidad.

Los chicos, en un acto combinado, lanzaron los globos y las pelotas hacia Óscar.

"¡Mirá, son para vos!", añadíó Bautista.

Óscar, distraído por los colores y la diversión, se olvidó de su rol de zombi y comenzó a jugar con ellos.

"¡Sí! ¡Soy Óscar de nuevo!", gritó, riendo.

El recreo terminó en risa y alegría. Todos se reunieron, dejando de lado el susto que había provocado el salto de Óscar.

"No hay que olvidar que siempre estamos juntos como equipo", finalizó Heidy, sonriendo.

"Sí, nunca dejemos de apoyarnos, ¡siempre debemos recordar que la amistad es lo más importante!", completó Frank.

Y así, lo que empezó como un día lleno de sobresaltos, terminó siendo una maravillosa lección sobre unidad y compañerismo. Todos aprendieron que afrontar los miedos juntos siempre es mejor.

Al final del día, la risa reinaba en el colegio y la aventura se convirtió en un recuerdo valioso para todos, especialmente para Óscar, Frank y Heidy, que solo deseaban disfrutar de un día divertido con sus amigos en la escuela.

FIN.

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