La aventura de los Monstruos Buenos


Había una vez un abuelo llamado Don Emilio y su nieto, Tomás. Un día decidieron aventurarse en el bosque cercano a su casa para explorar.

Llevaban consigo algunas provisiones y una mochila con todo lo necesario para pasar un buen rato. Mientras caminaban, Tomás se emocionaba cada vez más al ver la naturaleza que los rodeaba. De repente, escucharon un extraño ruido detrás de unos árboles.

El abuelo, sin pensarlo dos veces, decidió investigar qué era lo que estaba pasando. Al acercarse, descubrieron que no eran monstruos malvados como habían imaginado, sino unos simpáticos seres animals con grandes ojos brillantes y sonrisas amistosas. - ¡Hola! -dijo el abuelo con una gran sonrisa-.

¿Quiénes son ustedes? - Somos los Monstruos Buenos -respondió uno de ellos-. Vivimos en este bosque y nos encanta jugar. Tomás se asombró al ver a estos seres tan curiosos. Nunca había visto algo así antes.

- ¿Jugar? -preguntó el abuelo-, eso suena divertido. Los Monstruos Buenos invitaron a Don Emilio y Tomás a jugar algunos juegos divertidos. Jugaron a escondidas entre los árboles y también saltaron sobre hojas secas que habían caído al suelo.

Fue muy divertido e hicieron muchos amigos nuevos. De repente, uno de los Monstruos Buenos les preguntó si querían ayudarlos a reagarrar basura del bosque porque algunos humanos habían dejado residuos allí. - Claro que sí -dijo el abuelo-.

Debemos cuidar nuestro planeta y mantenerlo limpio. Tomás estaba muy emocionado de ayudarlos. Juntos, recogieron toda la basura que encontraron en el bosque. Los Monstruos Buenos estaban muy agradecidos y les dieron un gran abrazo antes de despedirse.

Mientras regresaban a casa, Tomás le preguntó al abuelo:- ¿Por qué la gente tira basura en los bosques? El abuelo respondió:- A veces las personas no se dan cuenta del daño que pueden causar sus acciones.

Pero es importante ser conscientes de nuestros actos para proteger nuestro planeta y cuidar de él como lo hacemos con nuestra propia casa.

Desde ese día, Don Emilio y Tomás visitaron regularmente a los Monstruos Buenos en el bosque para jugar juntos y seguir ayudando a mantenerlo limpio. Y aprendieron una valiosa lección sobre la importancia de cuidar nuestro hogar: el planeta Tierra.

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