La Aventura de Mili y Vicky
En un rincón del jardín de una casa, había una mosca llamada Mili. Mili era una mosca inquieta, aventurera y muy alegre. Siempre soñaba con explorar los rincones más lejanos del jardín y conocer todos los secretos que la naturaleza tenía para ofrecerle.
Sin embargo, sus padres eran muy aprensivos.
"Mili, querido, el mundo afuera puede ser peligroso. Hay gatos, pájaros y otros insectos. No queremos que te lastimen", le advertían.
A pesar de sus advertencias, Mili no podía evitar imaginando las aventuras que la esperaban más allá de la seguridad de su hogar.
Un día, mientras se paseaba por el jardín, Mili se encontró con su amiga Vicky, la avispa. Vicky era tímida, pero dentro de ella había una fuerza que a veces la sorprendía.
"Hola Mili, ¿adónde vas con tanta energía?"
"¡Estoy pensando en ir al estanque! Dicen que hay flores raras y mariposas enormes. ¡Quiero verlo todo!"
"Pero... ¿y si te pasa algo?" preguntó Vicky, un poco nerviosa.
"¡No puede pasarme nada, tengo alas!" rió Mili mientras revoloteaba.
Esa noche, Mili soñó con el estanque y no podía esperar. A la mañana siguiente, decidió que ya era hora de que sus padres comprendieran su deseo.
"¡Mamá, papá! Quiero ir al estanque, ¡por favor!"
"No, Mili. Es muy peligroso. ¡Quédate aquí!"
Mili, viendo que no iba a tener éxito, decidió luchar por su sueño.
"Si no me dejás ir, nunca sabrás de lo que soy capaz. ¡Puedo ser cuidadosa!"
"No es solo eso, hija. Queremos lo mejor para vos. La vida afuera puede ser complicada".
Mili sintió que su corazón se llenaba de impaciencia. Y así, decidió que haría su aventura de todos modos.
Convenció a Vicky para que la acompañara.
"Pero... y si nos pasa algo, Mili..."
"¡Vení, Vicky! Solo seremos un par de exploradoras."
Vicky, aunque nerviosa, sintió la fortaleza de Mili y decidió intentarlo. Las dos amigas volaron juntas hacia el estanque.
Cuando llegaron, lo que vieron las dejó asombradas. Flores azules, amarillas y rojas adornaban el borde, y mariposas de múltiples colores danzaban alrededor.
"¡Es increíble!" exclamó Mili.
"No puedo creerlo, pensé que nunca llegaría aquí".
Ambas se sumergieron en la belleza del lugar, mientras exploraban divertidas. Pero de repente, Mili fue tan entretenida que no se dio cuenta de que se acercaba una sombra siniestra. Era un gato, y se abalanzaba sobre ellas.
"¡Mili, cuidado!" gritó Vicky.
Mili, al escuchar a su amiga, recordó lo que sus padres le habían dicho. Su instinto de aventurera la llevó a volar rápido.
Con un giro ágil, Mili logró esquivar al gato, mientras Vicky la seguía. Las dos se elevaron hacia las flores más altas, y el gato perdió interés, regresando a su siesta.
"¡Eso estuvo cerca!" dijo Mili mientras jadeaba.
"¿Qué tal si volvemos?" sugirió Vicky, aún asustada.
"No, no. Ahora que estamos aquí, hay más por descubrir. Aprendí a cuidar mejor de mí misma".
Mili miró a su amiga y, juntas, siguieron explorando en lugar de abandonar cada lugar encantador que encontraban. A lo largo del día, todas esas pequeñas experiencias las fueron enriqueciendo y llenando de valor.
Finalmente, cuando el sol comenzó a poner se y pintó el cielo de naranja y rosa, decidieron que era hora de volver a casa.
"Te dije que era una gran aventura, Vicky", sonrió Mili mientras volaban de regreso.
"Sí, pero ahora entiendo por qué tus padres están preocupados. Fue divertido, pero también arriesgado", reflexionó Vicky.
"Tendré que contárselo a mis padres y mostrarles que puedo ser responsable".
Cuando llegaron, Mili se acercó a sus padres con un brillo en los ojos.
- “¡Fui a un lugar maravilloso! Aprendí a cuidar de mí misma y me divertí mucho. Pueden confiar en mí. ¡Puedo ser responsable!"
Con el tiempo, los padres de Mili comprendieron que había crecido y que podía aventurarse, siempre y cuando estuviera atenta.
La aventura las unió más que nunca y, desde ese día, Mili y Vicky siguieron explorando el jardín y más allá, compartiendo no solo risas, sino también la sabiduría de la aventura y la responsabilidad. Y así, la pequeña mosca inquieta y la avispa tímida se convirtieron en las mejores exploradoras del jardín, llevando consigo el mensaje de ser cuidadosas, pero también de escuchar a su corazón.
Fin.
FIN.