La Aventura de San Martín y la Libertad



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Yapeyú, un niño valiente y soñador llamado José de San Martín. Desde muy pequeño, soñaba con un mundo en el que todos pudieran vivir libres y felices. Un día, mientras paseaba por las colinas, vio a su amigo Pedro con la cabeza agachada, triste.

"¿Qué te pasa, Pedro?" - preguntó San Martín, acercándose.

"¡Oh, San Martín! Mi papá dice que nunca seremos libres. Siempre habrá un rey que nos diga qué hacer" - respondió Pedro suspirando.

José pensó que eso no podía ser. Aquel mismo día, decidió que tenía que hacer algo. En su mente, se formó un plan brillante: cruzar la Cordillera de los Andes, una gran barrera de montañas, y buscar la libertad para todos.

"¡Pedro! Vamos a cruzar la cordillera y encontrar un lugar donde todos sean libres. ¡Podemos hacerlo!" - dijo San Martín con determinación.

Pedro lo miró confundido.

"¿Cruzarnos la cordillera? Es muy peligroso, San Martín. Nunca lo hemos hecho antes. Son muchos kilómetros y la nieve puede ser peligrosa."

"Si no lo intentamos, nunca lo sabremos. Además, si tenemos un propósito, ¡podemos lograr cualquier cosa!" - insistió San Martín.

Después de pensarlo mucho, Pedro aceptó. Juntos, comenzaron a reunir provisiones, prepararon sus caballos y se despidieron de sus amigos y familiares. Al amanecer del día siguiente, partieron hacia la ninita de las montañas.

La primera etapa de su aventura fueron varias horas montando a caballo. Al llegar al pie de la cordillera, se dieron cuenta de que las montañas eran más altas y nevadas de lo que imaginaban.

"Miralo, ¡es impresionante!" - exclamó Pedro asombrado, mirando hacia las cumbres.

"¡Sí! Pero ahora… ¿cómo vamos a subir?" - se preguntó San Martín, mirando la empinada subida.

Pero en esos momentos, conocieron a un anciano llamado Don Martín, que vivía en la montaña.

"¿Buscan cruzar la cordillera?" - preguntó Don Martín con voz sabia.

"Sí, queremos encontrar la libertad para todos" - respondió San Martín.

"Para cruzar, necesitarán más que valor. Necesitan saber cómo cuidar de la nieve y el frío" - dijo Don Martín antes de guiarlos a su hogar, donde les enseñó a hacer refugios con ramas y a calentar el agua para que no se congelara.

Con las enseñanzas de Don Martín, San Martín y Pedro se sintieron más preparados. Por fin, llegó el día de la gran cruzada. Se despidieron del anciano, agradeciendo su ayuda, y comenzaron el ascenso con valentía.

Mientras subían, encontraron tormentas de nieve que hacían el camino difícil. En un momento, Pedro resbaló y cayó en la nieve,

"¡Ayuda!" - gritó.

"¡Pedro!" - corrió San Martín y, tras un esfuerzo, logró sacarlo de la nieve.

"Gracias, amigo. Pero me pregunto… ¿podremos realmente lograrlo?" - dijo Pedro, aún temerosos.

"Mira hacia adelante. Cada paso que damos es un paso más cerca de nuestra libertad. No podemos rendirnos ahora. ¡Vamos!" - alentó San Martín.

Finalmente, tras días de esfuerzo, lograron llegar a la cima. Cuando llegaron al otro lado, se encontraron en un valle lleno de flores y animales.

"¡Lo hicimos!" - exclamó Pedro, con los ojos brillantes de felicidad.

La noticia de que San Martín y Pedro habían cruzado la cordillera se extendió rápidamente por la región. Pronto se unieron otros valientes que, inspirados por el coraje de los dos amigos, decidieron luchar por la libertad. Juntos organizaron un gran movimiento y, con mucho esfuerzo, lograron liberar su tierra.

Y así, el niño valiente de Yapeyú y su amigo demostraron que con valentía, trabajo en equipo y un propósito claro, se pueden conquistar incluso los obstáculos más grandes. Desde entonces, San Martín fue conocido no solo como un héroe, sino como un símbolo de esperanza y libertad para muchos. Y todos aprendieron que la libertad está cerca si uno se atreve a soñar y actuar.

Así terminó la historia, pero el legado de San Martín y Pedro continúa viviendo en cada corazón que busca la libertad.

FIN.

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