La Bruja Divertida que Sale a Asustar
En un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques frondosos, vivía una bruja diferente a todas las demás. Su nombre era Brígida, y aunque su aspecto podía parecer aterrador con su gran nariz torcida y su sombrero puntiagudo, en el fondo era una bruja muy divertida. Brígida no estaba interesada en asustar a la gente. Por el contrario, le encantaba hacer reír a todos con sus trucos mágicos.
Una noche de Halloween, Brígida decidió que era el momento perfecto para salir y sorprender a los niños del pueblo. Se puso su vestido negro favorito, llenó su sombrero de caramelos y se dispuso a hacer su primer truco.
Al llegar al parque, se encontró con un grupo de niños que estaban contando historias de terror. Cuando la vieron, comenzaron a gritar.
"¡Es la bruja! ¡Nos va a asustar!" - gritó Tomás, el más pequeño del grupo.
Brígida, en lugar de asustarse, sonrió y dijo: "¡Hola, chicos! No vengo a asustarlos, vengo a divertirlos. ¿Quieres ver un truco?"
Los niños se miraron entre ellos, dudando. Pero la curiosidad fue más fuerte que el miedo.
"¿Qué tipo de truco?" - preguntó Lila, una niña de rizos dorados.
Brígida alzó su varita mágica y, con un movimiento espectacular, hizo aparecer coloridos globos de diferentes formas: un perro, una estrella y hasta un dragón. Los niños comenzaron a reír y a aplaudir.
"¡Es increíble!" - exclamó Tomás, mientras brincaba de alegría.
Otro niño, Facundo, destacó: "Pero, bruja, ¿no deberías estar asustándonos en Halloween?"
"¡Ay, no, querido!" - respondió Brígida con una risa alegre. "Halloween también puede ser un momento para disfrutar y compartir sonrisas. ¿Por qué no hacemos un concurso de risas?"
Los niños se llenaron de emoción y comenzaron a participar. Rieron, contaron chistes y se lanzaron caramelos unos a otros. La bruja, que siempre había querido ser parte de un juego divertido, se sintió en casa.
Sin embargo, a medida que se divertían, una sombra apareció en el horizonte. Era la bruja Maleficia, conocida por su deseo de asustar y hacer travesuras. Se acercó al parque y, al ver la fiesta, frunció el ceño.
"¿Qué está pasando aquí?" - preguntó Maleficia, con voz amenazante. "¿Por qué en lugar de asustar están riendo?"
Brígida, con una sonrisa bondadosa, respondió: "Hola, Maleficia. Estamos teniendo un concurso de risas. ¿Te gustaría participar?"
Maleficia se sorprendió. Nunca la habían invitado a un juego.
"¿Risas? Pero, ¿no debería ser todo terror y miedo?" - preguntó, confundida.
"¡Para nada!" - exclamó Lila. "La risa es la mejor forma de asustar al miedo. Ven, únete a nosotros. A veces, es más divertido ser feliz que ser temido. ¿No quieres probar?"
Maleficia dudó, pero al ver las caritas alegres de los niños, su corazón comenzó a cambiar. "Está bien, quiero intentarlo" - dijo. Y así, la bruja Maleficia se unió a ellos, y poco a poco, comenzaron a contar chistes.
Al final de la noche, ambas brujas, junto a los niños, estaban riendo tan fuerte que el eco se escuchaba por todo el pueblo.
"¡Esto es más divertido de lo que pensé!" - dijo Maleficia, sonriendo de verdad por primera vez.
Brígida le respondió: "A veces, lo que necesitamos es encontrar maneras de acercarnos, en lugar de alejarnos. ¡La risa puede unir a todos, incluso a las brujas!"
Y así, desde esa noche en adelante, Maleficia y Brígida se convirtieron en grandes amigas. Juntas, organizaban fiestas de risas y compartían trucos mágicos, haciendo del pueblo un lugar más alegre y divertido, donde el miedo fue reemplazado por la amistad.
Finalizando la historia, los niños aprendieron que a veces las apariencias engañan y que la risa es la mejor magia de todas, capaz de transformar incluso a las brujas más temibles. Y Brígida se convirtió en la bruja divertida que nunca asustaba, sino que siempre llenaba de alegría a quienes la rodeaban.
FIN.