La Búsqueda de Mia
Mia era una estudiante de bachillerato muy organizada. Tenía una rutina diaria que se había convertido en parte de su vida. Cada mañana se despertaba temprano, hacía su cama, desayunaba, y antes de salir, siempre aseguraba que su teléfono estuviera en su bolso. Pero un día, después de su clase de gimnasia, Mia se dio cuenta de que su teléfono ya no estaba.
"¡No puede ser!" exclamó mientras revisaba su bolso una y otra vez.
"¿Qué pasa, Mia?" preguntó su amigo Jake, quien estaba a su lado.
"¡Mi celular se perdió! Siempre lo llevo conmigo, pero hoy no lo encuentro", respondió Mia, visiblemente preocupada.
"Calmate, seguro que lo dejaste en algún lugar. Vamos a mirar por ahí", dijo Jake, tratando de tranquilizarla. Los dos comenzaron a caminar alrededor del gimnasio, mirando debajo de los bancos y detrás de los casilleros.
Mientras buscaban, Mia y Jake comenzaron a hablar de sus rutinas. Mia compartió que siempre hacía su tarea después de clases, y que luego practicaba para el club de debate. Jake, por otro lado, hablaba sobre su pasión por el fútbol.
"¿Sabías que tengo un partido el próximo fin de semana?", comentó Jake.
"No, ¡eso suena increíble! ¿Estás listo para el gran juego?", preguntó Mia, distraída por un instante de su búsqueda. Pero rápidamente regresó a la tarea.
De repente, recordar un detalle la hizo sonreír. "¡Espera, Jake! Anoche hice un video para mi canal de YouTube. Tal vez lo dejé en la casa de mi amiga Clara, donde lo grabamos. ¡Vamos a buscar!"
Sin dudarlo, ambos se dirigieron a la casa de Clara, que estaba cerca. Al llegar, tocaron la puerta y Clara salió sonriendo.
"¡Hola chicos! ¿Qué hacen aquí?"
"Perdí mi celular y creo que puede estar aquí", dijo Mia, mostrando preocupación. Clara se rió y les invitó a pasar.
"Seguro que no está aquí, pero pueden revisar si quieren", sugirió Clara.
Comenzaron a buscar por el salón, moviendo almohadas y mirando bajo la mesa. De repente, Mia encontró algo brillante, pero no era su teléfono. Era una pequeña medalla que Clara había encontrado en un torneo de natación.
"¡Mirá esto!" exclamó Mia. "Es genial, pero no es mi celular". Entonces, Clara se rió y dijo,
"Ayer, cuando hicimos el video, ¡lo dejaste sobre la mesa! Está en mi habitación, vení a ver".
Mia se sintió aliviada y emocionada a la vez. Corrieron hacia la habitación de Clara, donde, efectivamente, el teléfono estaba brillando sobre la mesa.
"Por fin, ¡lo encontré!" gritó Mia, levantándolo con alegría.
"Me alegra que lo hayas encontrado, pero no te olvides de revisar siempre el espacio antes de irte", le aconsejó Jake.
"Sí, tienes razón. Debería revisar siempre que no deje nada atrás", dijo Mia mientras sonreía. Luego, los tres amigos se sentaron a hablar de sus rutinas, riendo y planeando juntos lo que harían el fin de semana.
Desde ese día, Mia aprendió no solo a ser más cuidadosa, sino también a valorar cada momento con sus amigos, incluso en medio de una búsqueda. Y aunque a veces la vida se podía complicar, siempre había una solución divertida y un buen amigo para acompañarla.
FIN.