La búsqueda del tesoro de Sofía y Doña Rosa



Había una vez una niña llamada Sofía y su abuela, Doña Rosa, que decidieron pasar un día en la playa. Era un hermoso día soleado y el cielo estaba despejado.

Ambas estaban muy emocionadas por disfrutar de la arena, el mar y el sol. Cuando llegaron a la playa, Sofía corrió hacia el mar mientras Doña Rosa encontraba un lugar cómodo para sentarse bajo una sombrilla.

Sofía se sumergió en el agua cristalina y comenzó a nadar felizmente. De repente, Sofía notó algo extraño flotando cerca de ella. Se acercó con curiosidad y descubrió que era una botella con un mensaje adentro.

Rápidamente salió del agua y le mostró a su abuela lo que había encontrado. - ¡Abuela! ¡Mira lo que encontré! Una botella con un mensaje - exclamó Sofía emocionada. Doña Rosa tomó la botella entre sus manos arrugadas y sacó cuidadosamente el papel enrollado dentro de ella.

Desenrollaron el mensaje juntas y leyeron en voz alta:"Queridos aventureros, Si han encontrado esta botella, significa que están destinados a vivir una gran aventura hoy en la playa. Sigan las instrucciones al pie de letra para descubrir un tesoro escondido".

Sofía saltaba de emoción mientras Doña Rosa sonreía divertida ante tan inesperada sorpresa. - Abuelita, ¿qué dice? ¿Qué tenemos que hacer? - preguntó impaciente Sofía.

Doña Rosa miró detenidamente el mensaje antes de responder:- Dice que debemos caminar hacia el faro que se encuentra al final de la playa. Allí encontraremos una pista para seguir nuestro camino. Sofía y Doña Rosa tomaron sus cosas y comenzaron a caminar en dirección al faro.

El sol brillaba intensamente, pero eso no les importaba porque estaban emocionadas por lo que les esperaba. Cuando llegaron al faro, encontraron una pequeña caja con otra nota encima. Sofía la abrió ansiosa y leyó en voz alta:"¡Felicidades! Han llegado al primer paso de su aventura.

Ahora deben encontrar tres almejas especiales escondidas en la arena. Cada almeja tiene un número que les indicará el camino correcto". Sofía y Doña Rosa buscaron por toda la playa las almejas numeradas.

Después de un rato, Sofía gritó emocionada:- ¡Abuela, encontré una! Tiene el número 1. Doña Rosa sonrió orgullosa y juntas siguieron buscando las otras dos almejas restantes. Finalmente, después de mucho buscar, las encontraron: una con el número 2 y otra con el número 3.

Siguiendo los números en las almejas, Sofía y Doña Rosa llegaron a un pequeño bosque junto a la playa. Allí había un árbol gigante rodeado de piedras pintadas. La última nota decía:"¡Enhorabuena! Han superado todos los desafíos hasta ahora.

Ahora deben colocar las piedras pintadas alrededor del árbol siguiendo los colores del arco iris". Sofía y Doña Rosa trabajaron juntas para colocar cada piedra en su lugar correspondiente según su color.

Al terminar, un brillo mágico envolvió el árbol y una puerta secreta se abrió en su tronco. Sofía y Doña Rosa se miraron emocionadas antes de entrar por la puerta.

Lo que encontraron al otro lado era un tesoro lleno de juguetes, dulces y regalos especiales para compartir entre ellas. - Abuela, esto ha sido lo mejor que nos ha pasado - dijo Sofía mientras abrazaba a su abuela con cariño. Doña Rosa sonrió y respondió:- Sin duda alguna, mi querida Sofía.

Nuestro día en la playa se convirtió en una aventura inolvidable gracias a nuestra valentía y trabajo en equipo. Así fue como Sofía y Doña Rosa aprendieron que las mejores experiencias ocurren cuando te atreves a explorar nuevos caminos juntos.

Y desde aquel día, cada paseo a la playa se convirtió en una emocionante aventura llena de sorpresas y momentos especiales entre nieta y abuela.

FIN.

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