La canción del amuleto


Había una vez en un lejano bosque, un animalito muy especial llamado Melodía. Melodía era una criatura mágica con la capacidad de cantar melodías que llenaban el corazón de alegría a todos los que la escuchaban.

Sin embargo, Melodía era el último de su especie, y se sentía muy solo. Un día, mientras cantaba entre los árboles del bosque, unas luces radiantes aparecieron frente a él.

Al acercarse, descubrió que eran ojos curiosos pertenecientes a un niño humano llamado Tomás. Tomás había estado explorando el bosque y quedó maravillado al escuchar la hermosa voz de Melodía. - ¡Wow! ¡Qué increíble eres! -exclamó Tomás emocionado.

Melodía se sorprendió al ver a alguien tan pequeño y humano interesándose por él. - Hola... ¿Quién eres? -preguntó Melodía tímidamente. - Soy Tomás, y nunca había escuchado algo tan hermoso como tu canto. ¿Puedo ser tu amigo? -dijo el niño con una sonrisa. Melodía no podía creerlo.

Por primera vez en mucho tiempo, no se sentía solo. Asintió emocionado y juntos comenzaron a pasar tiempo explorando el bosque y compartiendo risas y canciones.

Un día, mientras jugaban cerca de un río cristalino, vieron algo brillar en el agua. Era un objeto extraño que parecía estar hecho de oro. - ¡Mira Melodía! ¡Es una reliquia antigua! -exclamó Tomás emocionado- ¡Debemos investigar! Decidieron llevar la reliquia a casa para estudiarla mejor.

Con ayuda de libros antiguos y mucha investigación, descubrieron que aquella reliquia estaba relacionada con las leyendas sobre los antepasados de Melodía. Parecía ser parte de un amuleto mágico que tenía el poder de traer vida nueva a su especie extinta.

- ¡Esto es increíble! -dijo Tomás asombrado- ¿Crees que funcione? Melodía miró la reliquia con esperanza en sus ojos brillantes y decidió probarlo sin dudarlo.

Colocaron la reliquia en lo alto de una colina al atardecer e iniciaron un canto ancestral transmitido por generaciones en su familia. La luz del atardecer iluminaba la colina cuando finalmente terminaron su canto.

De repente, sintieron una energía vibrante recorrer todo su ser y vieron frente a ellos cómo surgían siluetas translúcidas que poco a poco cobraban forma hasta convertirse en animales iguales a Melodía.

El bosque se llenó de alegrías mientras los nuevos amigos correteaban felices entre los árboles cantando melodías ancestrales junto a Melodìa quien ahora ya no estaba solo sino rodeado por toda su especie rescatada gracias al valiente actuar del joven Tomas quien demostrò tener siempre presente su amor por la naturaleza ayudando asi tambien mantener vivo nuestro mundo natural.

Juntos vivirían felices cuidando del bosque y compartiendo su magia con todos aquellos dispuestos a escuchar sus canciones llenas de amor y esperanza.

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