La Carrera de la Tortuga y el Conejo
Había una vez en el bosque de Villa Tortuguita, una tortuga llamada Tita y un conejo llamado Tito.
Tita era una tortuga muy dedicada y constante, siempre trabajaba duro en su huertita cuidando las plantas y ayudando a los demás animales del bosque. Por otro lado, Tito, el conejo, era muy veloz y competitivo, le gustaba demostrar que era el más rápido del bosque en todas las actividades que realizaba.
Un día, la liebre y la tortuga decidieron participar en una gran carrera que organizaría el búho sabio del bosque. Todos los animales estaban emocionados por ver quién ganaría. -¿Estás listo para perder, tortuguita? -se burlaba Tito. -No subestimes mi esfuerzo, conejito.
A veces la constancia y la dedicación pueden sorprender a todos -respondió Tita con seguridad. La carrera comenzó, y Tita inició su lento pero constante paso, mientras que Tito, confiado en su velocidad, decidió tomarse un descanso bajo la sombra de un árbol.
Los días pasaron, y la tortuga seguía avanzando sin detenerse, mientras que el conejo seguía descansando y procrastinando. Finalmente, cuando Tito se dio cuenta, la tortuga estaba a punto de cruzar la línea de meta. Corrió rápidamente para alcanzarla, pero ya era demasiado tarde.
Tita había ganado la carrera. -¡No puede ser! ¡Yo soy el más veloz del bosque, no puede ser que haya perdido contra una tortuga! -exclamó Tito sorprendido.
El búho sabio se acercó a Tita y le dijo: -Tu constancia y dedicación te han llevado a la victoria, Tita. Siempre has demostrado un excelente desempeño en todo lo que haces, y tu potencial de desarrollo futuro es extraordinario. En cambio, Tito, tu falta de constancia te ha jugado una mala pasada.
A veces, el desempeño no solo se trata de velocidad, sino de compromiso y esfuerzo continuo.
Desde ese día, Tito aprendió a valorar la importancia de la evaluación del desempeño y la constancia, mientras que Tita siguió demostrando su potencial en cada tarea que emprendía, inspirando a todos los animales del bosque con su ejemplo.
FIN.