La casa embrujada de Villa Esperanza



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, donde vivían dos hermanitos llamados Martina y Juan. Ellos eran muy valientes y les encantaba explorar los rincones más misteriosos del lugar.

Un día, escucharon un rumor sobre una casa abandonada en el bosque que estaba embrujada. Martina, la mayor de los dos, decidió que era hora de investigar y descubrir si realmente la casa estaba encantada.

Juan, aunque un poco asustadizo, no quería demostrarle a su hermana que tenía miedo, así que aceptó acompañarla en esta aventura. Los niños se adentraron en el oscuro bosque hasta llegar a la casa abandonada. La puerta chirriaba al abrirse lentamente, revelando un interior polvoriento y lleno de telarañas.

De repente, escucharon pasos provenientes del piso de arriba. Martina y Juan se miraron con temor pero decidieron subir para ver qué pasaba. Al llegar al segundo piso, vieron una sombra moverse rápidamente por el pasillo.

Martina tomó la mano de Juan y juntos siguieron a la misteriosa figura hasta una habitación donde encontraron a Mateo, un niño de su edad que también había escuchado sobre la casa embrujada y había decidido investigar por su cuenta.

"¿Qué están haciendo aquí?" preguntó Mateo con voz temblorosa. "Estamos buscando respuestas sobre este lugar", respondió Martina valientemente. Mateo les contó que él había perdido a sus padres cuando era pequeño y desde entonces vivía solo en esa casa abandonada.

Los tres niños compartieron sus historias mientras el sol se ponía lentamente detrás de los árboles del bosque. Comprendieron que cada uno tenía sus propios miedos y soledades pero juntos podían enfrentar cualquier desafío.

Decidieron convertir la vieja casa en su refugio secreto donde crearían nuevos recuerdos juntos. Con el tiempo, Martina comenzó a sentir algo especial por Mateo y viceversa. Así floreció un lindo romance entre ellos mientras exploraban cada rincón del bosque sin temor alguno.

La historia de los tres amigos se convirtió en leyenda en Villa Esperanza, inspirando a otros niños a enfrentar sus miedos y encontrar amistades verdaderas incluso en los lugares más inesperados.

Y colorín colorado este cuento ha terminado, pero las aventuras de Martina, Juan y Mateo apenas estaban comenzando en Villa Esperanza.

FIN.

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