La Fiesta de la Solidaridad
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre dos amigas inseparables, María y Ana. Les encantaba pasar tiempo juntas, jugar y descubrir aventuras emocionantes.
Un viernes por la tarde, mientras paseaban por la plaza del pueblo, vieron un cartel que anunciaba una gran fiesta en el parque central. - ¡Ana, tenemos que ir a esa fiesta! Seguro será súper divertida -dijo María emocionada. - ¡Sí! Será genial.
Podremos bailar, comer algodón de azúcar y reírnos sin parar -respondió Ana con entusiasmo. Las dos amigas corrieron a casa de María para ponerse sus vestidos más bonitos y arreglarse para la fiesta.
Cuando estuvieron listas, salieron juntas hacia el parque central donde ya se escuchaba la música alegre y las risas de la gente. Al llegar, se encontraron con juegos mecánicos, puestos de comida deliciosa y mucha gente bailando al ritmo de la música.
Las dos amigas no podían contener su emoción y empezaron a recorrer cada rincón de la fiesta. - ¡Mira Ana, hay un carrusel! ¿Quieres subirte? -preguntó María señalando hacia el colorido juego. - ¡Claro que sí! Vamos rápido antes de que se llene -respondió Ana tomando la mano de María.
Las chicas subieron al carrusel y dieron vueltas riendo a carcajadas como si fueran niñas pequeñas otra vez. Después de eso, probaron todos los juegos mecánicos e incluso ganaron peluches en los puestos de tiro al blanco.
De repente, mientras caminaban por entre los puestos de comida, vieron a un niño triste porque había perdido su helado en el suelo. Sin dudarlo un segundo, María se acercó al niño y le ofreció comprarle otro helado para alegrarlo.
- ¡Hola! No te pongas triste. Aquí tienes dinero para comprarte otro helado -dijo María sonriendo al niño. El niño sorprendido aceptó el gesto generoso de María y corrió hacia el puesto de helados felizmente.
Ana miraba orgullosa a su amiga por ser tan amable con los demás. - Eres increíble Maria. Siempre piensas en ayudar a los demás -comentó Ana con admiración.
María sonrió pero luego recordó algo importante:- Sabes qué Ana? También es importante cuidarnos entre nosotras mismas como buenas amigas que somos. Hagamos siempre lo correcto juntas. Desde ese día en adelante, Maria and ana siguieroin pasando momentos maravillosos juntas.
Al finalizar aquella noche, volvieron felices sus hogares sabiendo que habían vivido una experiencia inolvidable llena solidaridad, diversión amor verdadero. Y así, demostraron que las mejores aventuras siempre ocurren cuando estamos rodeados del cariño nuestros seres queridos.
FIN.