La Flor que Brilla


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una hermosa flor llamada Jazmín. Jazmín vivía en un jardín junto a otras flores, pero a diferencia de ellas, se sentía muy solitaria y triste.

A pesar de su belleza, nadie parecía notarla ni apreciarla. Un día, mientras Jazmín se encontraba sumida en sus pensamientos tristes, escuchó una vocecita que provenía del otro lado del jardín. Era Violeta, una pequeña mariposa que también se sentía sola y abandonada.

"¡Hola! ¿Eres tú la hermosa flor llamada Jazmín?", preguntó Violeta con entusiasmo. Jazmín levantó la cabeza sorprendida y respondió tímidamente: "Sí... soy yo".

Violeta voló hasta posarse sobre uno de los pétalos de Jazmín y le dijo: "He oído hablar mucho de ti. Eres conocida por tu belleza y fragancia única".

Jazmín sonrió tímidamente ante el halago y le preguntó a Violeta: "Pero si todos dicen eso, ¿por qué me siento tan sola?"Violeta suspiró y le explicó a Jazmín que muchas veces las personas se enfocan tanto en lo superficial que olvidan ver más allá.

Le contó historias sobre otras flores que también habían pasado por momentos difíciles pero habían encontrado la felicidad cuando aprendieron a amarse a sí mismas. Impulsadas por su nueva amistad, Jazmín y Violeta decidieron emprender un viaje juntas en busca de la felicidad.

Recorrieron prados y campos, conociendo a otras flores y animales que les enseñaron valiosas lecciones sobre la importancia de ser auténticas. En su camino, Jazmín y Violeta se encontraron con Margarita, una flor llena de alegría y vitalidad.

Margarita les dijo: "La verdadera belleza no está solo en lo externo, sino en el amor que irradiamos desde nuestro interior". Jazmín comenzó a entender que su tristeza provenía de la falta de amor propio. Decidió empezar a cuidarse y valorarse como merecía.

Comenzó a regar sus raíces con cariño y a exponerse al sol para nutrirse. Poco a poco, Jazmín comenzó a brillar más que nunca. Sus pétalos adquirieron un brillo especial y su fragancia se volvió aún más dulce.

Las demás flores del jardín comenzaron a notarla y admirarla por su resplandor único. Finalmente, Jazmín entendió que no necesitaba la validación de los demás para sentirse feliz. Aprendió a amarse tal como era y eso hizo toda la diferencia en su vida.

Desde aquel día, Jazmín se convirtió en una inspiración para todas las flores del jardín. Les enseñaba sobre la importancia del amor propio y cómo cada uno tiene algo especial dentro de sí mismo.

Y así fue como Jazmín dejó atrás su soledad triste para convertirse en una hermosa flor llena de amor propio y felicidad, siempre recordando que lo más importante es amarse a uno mismo antes de esperar amor y reconocimiento de los demás.

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