La fuerza de la amistad



En un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza vivía una niña llamada María. Desde muy pequeña, María había luchado contra una enfermedad que le impedía jugar y correr como los demás niños de su edad.

Sus padres, humildes trabajadores del campo, hacían todo lo posible por conseguir el dinero necesario para pagar los costosos medicamentos que necesitaba María.

Un día, mientras caminaba por el bosque cercano a su casa, María se encontró con un niño de ojos brillantes y sonrisa traviesa. Se presentó como Tadeo, un chico curioso y valiente que había escapado de la escuela para explorar el mundo. Desde ese momento, María y Tadeo se convirtieron en inseparables amigos.

"¡Hola Maria! ¿Cómo estás hoy?" -saludó Tadeo con entusiasmo cada vez que la veía. María encontraba consuelo en la compañía de Tadeo, quien la hacía reír con sus travesuras y le contaba historias maravillosas sobre lugares lejanos y aventuras emocionantes.

Un día, al ver a María cada vez más débil por falta de tratamiento médico, Tadeo decidió tomar una decisión valiente: dejar la escuela para buscar trabajo y así poder pagar los medicamentos que tanto necesitaba su amiga.

"No te preocupes Maria, yo me encargaré de ti" -le prometió Tadeo con determinación. A pesar de su corta edad, Tadeo demostró ser un trabajador incansable.

Consiguió empleo en una panadería donde ayudaba a moldear el pan todas las mañanas y por las tardes recogía frutas en el mercado para venderlas en el pueblo. Con el dinero que ganaba gracias a su esfuerzo, Tadeo compraba los medicamentos para María sin falta cada mes.

La salud de Maria comenzó a mejorar poco a poco gracias al amor incondicional y sacrificio de su amigo. Con el paso del tiempo, María se dio cuenta de lo mucho que significaba Tadeo en su vida.

Él no solo le había devuelto la salud, sino también la esperanza y la alegría perdida. Así fue como un día soleado frente al lago del pueblo, Tadeo se arrodilló frente a María sosteniendo un anillo hecho con ramitas trenzadas. "Maria querida ¿Quieres casarte conmigo? Prometo cuidarte siempre" -le dijo emocionado.

María no pudo contener las lágrimas de felicidad al aceptar la propuesta de matrimonio de Tadeo. El amor puro y sincero que ambos se tenían era más fuerte que cualquier adversidad.

La noticia del compromiso entre Maria y Tadeo llenó el pueblo entero de alegría y esperanza. Todos admiraban la valentía y generosidad del joven enamorado que había sacrificado parte de su infancia para salvar a su amada Maria.

Finalmente llegó el día tan esperado en el cual Maria vestida con un sencillo vestido blanco tomó la mano morena de Tadeo ante todos sus vecinos quienes celebraron con ellos este amor verdadero e inquebrantable.

Y así fue como Maria junto a su amado esposo Tadeo vivieron felices para siempre recordando siempre aquellos días difíciles donde juntos aprendieron sobre solidaridad amor propio superación personal pero sobretodo descubrieron juntos qué significa verdaderamente amarse mutuamente sin importar las circunstancias.

FIN.

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